Con las firmas de los inigualables Robin Wood (1944-2021) y Alberto Salinas (1932-2004), el primer episodio de Dago se publicó en Nippur Magnum Todo Color N° 1, de Junio de 1981. El consagrado escriba paraguayo lograba carta blanca por parte de los responsables de Editorial Columba para su nueva criatura, siendo acompañado por un artista superlativo, en pleno estado de gracia.
Italia, inicios del siglo XVI. Todos dan por muerto al joven veneciano César Renzi tras caer a un canal desde una góndola, con su espalda atravesada por una daga. Víctima de un complot palaciego destinado a acabar con su noble familia, perpetrado por su amigo Giácomo Barazutti (junto a otros conspiradores), es rescatado de las aguas por un navío turco. Moría Renzi, pero nacía Dago, dando inicio a un extenso período de padecimientos. Convertido en hábil y astuto soldado de fortuna, irá ejecutando una implacable venganza sobre los responsables de su desgracia, mientras atestigua momentos históricos decisivos de la época renacentista.
Arrancaba así, una exitosa y longeva serie, que sobreviviría al cierre del sello de la palomita, en 2001. Algo más de cuatro décadas después, el personaje continúa su trajinar en el próspero mercado italiano, siempre a través de Aurea Editoriale, convocando a grandes creadores argentinos. Desde hace unos años, Primavera Revólver Casa Editorial se encarga de republicar sus aventuras en nuestro país. El libro que nos ocupa incorpora como novedad el regreso de un autor muy ligado a la creación, Manuel Morini, quién durante años cubrió oficialmente a Wood al frente del serial durante los lejanos ochenta, bajo el seudónimo Gustavo Amézaga, esta vez secundado por el lapicista Marcelo Valentini. Dago: La Reina-Bruja vio la luz en Marzo, cuenta con 112 páginas B/N, impresas en formato 24×17 cms. que incluyen un sentido prólogo de Néstor Barron.
ÁFRICA MÍA
A lo largo de su dilatada vida editorial, los relatos protagonizados por Dago se dividen en dos categorías. De un lado, lo que en términos de continuidad podríamos llamar la saga troncal, narrando eventos trascendentales de su vida; de otro, aquellas historias complementarias correspondientes al denominado ‘período errante’, que se enmarcan en el extenso peregrinar del mercenario por las distintas geografías del mundo del Renacimiento. El presente tomo pertenece a este segundo conjunto de historias.
La trama inicia con una misión encargada nada menos que por Ibrahim el Magnífico, histórico visir del Imperio Otomano, quién envía al exjenízaro negro (con un grupo de hombres de confianza) a la región de Nubia, reino independiente emplazado sobre el centro del continente africano, por entonces en disputa entre turcos y egipcios, para investigar la extraña desaparición de un batallón de soldados propios que se habrían esfumado sin dejar rastro, en pleno desierto. Tratando de determinar las causas del misterio, se vinculará con Salima, legendaria mujer a la que todos apodan Reina-Bruja, cuyo pueblo permanece en guerra con una tribu vecina, liderada por el temible Buntu.
La intervención de Dago en favor del bando de la ancestral regente (considerada por muchos, inmortal) a cambio de ayuda, compensará la balanza luego de un oscuro trato del enemigo con Umur Bey, comandante turco disidente que arrastra una lejana enemistad con nuestro trotamundos protagonista. El destino final de Nubia será disputado por ambas facciones en un enfrentamiento último y decisivo, pero también, emergerá una antiquísima tradición de aquella cultura, capaz de asegurar su perdurabilidad a través del tiempo.
ARENAS DE MUERTE
Sin prisa pero sin pausa, Primavera Revólver Casa Editorial ha ido recuperando para Argentina un generoso e interesante corpus de buenas historias protagonizadas por el inoxidable aventurero. Infima en comparación con el volumen de publicación europeo, claro está, pero más que suficiente para satisfacer a una gran porción del fandom nacional de paladar clásico. Que la selección de este material esté a cargo del propio Barron, incluso, es una garantía.
Por eso mismo, la incorporación del padre de Crazy Jack a esta selección de novelas gráficas es, en cierto modo, una agradable sorpresa para propios y extraños. Como sucede la mayoría de las veces con el formato italiano de números monográficos, el punto de partida plantea un enigma determinado (que bien podría ser resuelto en una menor cantidad de páginas que las propuestas), cuyo desarrollo se cuece a fuego lento en favor de mostrar al protagonista interactuando con otros elaborados personajes, sean estos últimos conocidos del público o creados para la ocasión.
Allí radica parte del encanto de estas narraciones. Morini conoce al detalle la fórmula de escritura, razón por la que juega con sus variantes sin problemas, encontrando en Valentini un socio de lujo, qué duda cabe. El dibujante, que fuera ayudante del propio Salinas (para luego convertirse él mismo en maestro de ilustradores), conserva en sus trazos esa impronta de clasicismo que la faz gráfica de la serie tenía durante su primera época, observable desde la mismísima puesta en página o a través algunas composiciones y planos. Claro que sus aportes de estilo van mucho más allá. En síntesis, estamos frente a un tomo ideal para completistas. Quienes no estén familiarizados con el célebre aventurero italiano y su entorno, por otra parte, tienen tanto aquí como en Dago: La espada de los tiempos, la oportunidad de descubrir una fascinante obra del subgénero épico-histórico.
