Tu sitio de reseñas y columnas de cómics.

Análisis de la reedición de Duma Ediciones del clásico columbero de Manuel Morini y Alfredo Falugi.

“Khrysé”, de Manuel Morini y Alfredo Falugi

Análisis de la reedición del clásico columbero de Manuel Morini y Alfredo Falugi

El sello dirigido por Ricardo De Luca continúa recuperando material de la extinta Editorial Columba. Tras el libro recopilatorio dedicado a Rocky Keegan, recordada obra de Ray Collins y Gerardo Canelo, llega ahora la oportunidad de reencontrarse o descubrir la apasionante historia de Khrysé, la “pantera de Somalia”, personaje creado por el escriba Manuel Morini (Buenos Aires, 1960), firmando con el seudónimo Gustavo Amézaga, en compañía del lapicista Alfredo Falugi (Pigüé, 1947). Las quince entregas iniciales (sobre un total de sesenta) del recordado serial de espionaje editado en la célebre revista D’Artagnan entre 1991 y 1997, están de vuelta en este tomo homónimo de 180 páginas, B/N, formato 24X17 Cms. publicado por Duma Ediciones el año pasado. El libro cuenta con un buen trabajo de reletreado digital, está prologado por el editor y ofrece una ilustración de portada realizada para la ocasión por el propio dibujante, con color digital de Brian Jánchez.

Jánchez, Falugi, Morini y De Luca, presentación en la Biblioteca Nacional.

Nacida bajo un signo malo

Konstantinas Gavros es una bella joven nacida en Chipre que vive con su padre alcohólico en Egipto. Vendida por éste a un tratante de mujeres local, pronto terminará convertida en bailarina exótica en un burdel de El Cairo. Determinada a escapar de allí por cualquier medio a su alcance, se cruzará en el camino del enigmático e influyente Piet Van Huitzen-Koek, traficante de armas holandés tuerto que la adoptará como su protegida, tras ser alertado por ella de un atentado contra su vida. Nace así la impredecible Krhysé, mujer de armas tomar que aprenderá el ambiguo y peligroso oficio del espionaje. Ello pondrá a ambos en la mira de los principales servicios de inteligencia, pero también, de peligrosos carteles criminales internacionales, sobre el ocaso de la Guerra Fría entre EE.UU. y la antigua  U.R.S.S

En tal sentido, el contexto de acción es el mundo y está muy bien aprovechado. Al menos en esta tanda de capítulos, donde el desarrollo del suspenso y una multiplicidad de interesantes enemigos, están a la orden del día. De Jamaica a New York, pasando por Centroamérica, Sudáfrica y Rusia. En cada uno de estos destinos hay negocios, amigos y traidores donde menos se lo espera. La particular agenda del operador armamentista independiente, devenido en empleador de la muchacha, se extiende por los más diversos escenarios del globo. Simultáneamente, el tipo de relación y la tensión sexual que empieza a darse entre ambos protagonistas, es otro de los aditamentos de esta lograda serie que, a más de tres décadas de su aparición, no ha perdido vigencia.

Mujer amante

A nivel argumental, Morini ofrece tramas ciertamente entretenidas, donde abunda la acción, se incluyen toques de humor y hay una buena caracterización de personajes, con énfasis en la protagonista, obviamente, aunque la construcción de su mentor (siempre con un logrado halo de misterio a su alrededor) tampoco está desaprovechada. De hecho, este parece ser un caso a la inversa de ‘Dennis Martin´, clásica serie columbera de Robin Wood y Lito Fernández desde la que se originó el personaje de Grace Henrichsen, que llegaría con el tiempo y su creciente popularidad, a obtener serie propia. Claro que Van Hitzen-Koek no corrió la misma suerte.

Vieja publicidad de Editorial Columba (extracto).

El otro punto a favor del material aquí recopilado tiene que ver con el buen traslado a las viñetas de esa frivolidad tan propia de los noventa en las altas esferas del poder, dónde todo se mezclaba con todo, muy palpable por estos lares. Queda por acotar un dato meramente anecdótico; apenas un año antes del debut impreso de la femme fatale, el director de cine francés Luc Besson estrenaba el film Nikita (protagonizada por Anne Parillaud), cuyo guión tiene varios puntos de contacto con lo aquí relatado. ¿Casualidad o influencia? Solo su creador lo sabe.

Sobre la faz gráfica recae gran parte del encanto que conserva, todavía, este personaje. El trabajo de Falugi amalgama sabiamente yeites del gran Cacho Mandrafina y, cómo no, cositas del maestro Lito Fernández. Claro que lo hace desde una síntesis de estilo propia, sumamente vistosa a la vez que efectiva, pese a la esquemática y sumamente restrictiva grilla de viñetas ‘de la casa’. Por lo demás, cuando solemos referir, en este tipo de rescates editoriales, a lo bien que le sientan a los distintos dibujantes cultores del claroscuro, el blanco y negro primigenio por sobre el nefasto color aplicado por el sello de la palomita, hablamos de esto. Ver para creer.

En definitiva, el libro representa una buena oportunidad para reencontrarse o descubrir un muy buen trabajo de dos talentosos creadores, que poco o nada tiene que ver con aquellos recordados clásicos columberos de épocas pasadas, dato que lo convierte en un producto tan  atípico como atractivo, aún para nuevos lectores.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Análisis de la reedición de Duma Ediciones del clásico columbero de Manuel Morini y Alfredo Falugi.

“Khrysé”, de Manuel Morini y Alfredo Falugi

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *