Con Parto de Nalgas, Historieteca está poniendo en la calle el octavo álbum de su Colección Historieteca Humor. La ocasión amerita celebrarse sobre todo para aquellos que (como yo) gustan de las colecciones con cierto criterio, periodicidad y uniformidad de formatos.
Claro que acá hay que hacer varias aclaraciones ya que esta colección no es de aparición periódica y, con esta octava entrega, incursiona en el (¡Ay!) cuarto formato diferente. Manejate para ver como los metés en la biblioteca.

Lo que sí prima es el criterio de la colección y este es el de abarcar el humor en todas sus formas: Tiras en El Oficial Yuta, chistes de un solo cuadrito en La Caja, historietas cortas en El pequeño Timy, historia larga en Parto de Nalgas y algunos formatos más flexibles, propios del mundo digital, en El Cómics y La Negra Gedienta.

La intención de esta nota es reseñar brevemente estos títulos pero antes no se van a salvar de mi reflexión teórica sobre el humor. Bah… en realidad sí se pueden salvar salteando el próximo subtítulo.

BREVE REFLEXIÓN SOBRE EL HUMOR

Personalmente, me cuesta bastante escribir sobre el género de humor. Me guste o no me guste la obra siempre siento que tengo poco de interesante para decir al respecto y por eso no suelo reseñar esta clase de libro. Para ser más exactos: a fecha de hoy voy escribiendo en este sitio 125 artículos y solo dos (siendo amplio en la definición) podrían enmarcarse dentro de la categoría de humor: la trilogía de Roberto de Marcelo Dupleich y Roque y Gervasio de Federico Reggiani y Ángel Mosquito.
Sé que por un lado es una deficiencia mía pero también siento que, hasta cierto punto, es un defecto compartido por un gran sector de la crítica especializada -no solo del ámbito del cómic- y tiene su fundamento en un preconcepto aceptado también por el público. Ya lo decía Aristóteles: La comedia es un género menor.
¿Cuántos Premio Nobel de literatura fueron a manos de escritores de comedias? ¿Cuántos comediantes ganaron el Oscar al mejor actor? Sospecho que muy pocos.
En el mundo de la historieta (que, de por sí, ya es culturalmente marginal) los premios resuelven esta cuestión diplomáticamente, estableciendo una categoría diferenciada. Así, los humoristas y los autores de historieta infantil ganan su propio galardón y, aunque nadie lo dice, subyace la idea: “Porque nunca van a competir para Mejor Obra del Año”.

Lo divertido es que algunos humoristas y autores de historieta infantil son los únicos que conservan en el mercado argentino una relación laboral estable con las editoriales, sus obras son las que llegan al público más amplio y sus libros los que más venden. 
Condiciones que ya desearían muchos de los autores de las novelas gráficas que tanto nos conmueven.
Pero más allá de esto y tratando de esquivar toda acusación de snobismo, también hay que reconocer que algunas formas del humor gráfico tienen características que, objetivamente, las hacen difíciles de reseñar. Por un lado, muchas veces no cuentan con los elementos tradicionales de la historieta. Es decir, a veces no hay secuencia narrativa, a veces no hay diálogos, a veces no hay viñetas. Por otro lado, en la mayoría de los casos, el humor requiere de una inmediatez en la recepción y la compilación en libro atenta contra ese aspecto en dos formas: porque el tiempo transcurrido hace que se pierda el contexto (nos va a pasar mucho con los chistes sobre la pandemia aunque sea tan reciente) y porque una cosa es leerle a un humorista un chiste por semana, o incluso un chiste por día y otra clavarte cien chistes seguidos. Inevitablemente, se empiezan a hacer evidentes las repeticiones de tópicos y recursos porque se está desnaturalizando el circuito comunicativo original.

“EL OFICIAL YUTA” DE JAVIER ROVELLA

Abril de 2018

El Oficial Yuta es una serie que Javier Rovella comenzó a publicar en el mítico fanzine Catzole en mayo de 1994. Teniendo en cuenta la época y el perfil anarko-punk que caracterizaba al movimiento fanzinero de la época, es normal que el personaje posea abundantes marcas de nacimiento. Claramente, la tira será una denuncia contra los males encarnados en la institución policial, sobre todo, la corrupción que acaparaba la atención social y mediática durante el menemismo. El yuta original poseía innumerables defectos pero, antes que nada, era un coimero.

Esto es esencialmente lo que se encontrarían si leen la primera recopilación de la serie que hizo Domus Editora en 2007.

Con posterioridad, Rovella siguió generando contenido sobre el personaje en formato de tiras que compartía en sus redes sociales. Estas tiras inéditas son las que recopila la edición de Historieteca. Acá se nota la evolución de su creador (ya consagradísimo como autor de historietas infantiles, docente y animador) no solo en lo gráfico sino también en su perspectiva social. El yuta seguirá siendo un coimero, pero mucho más nos preocupa su homofobia, su tendencia al gatillo fácil y su función principal institucionalizada: reprimir el conflicto social.

Diría que las mejores tiras de la serie son esas en las que el yuta no es visto como el mal de nuestra sociedad sino apenas como una de las expresiones de una disfuncionalidad que es mucho más profunda y generalizada.

Ah… y además de todo eso está el humor, un gran diseño del personaje principal que desde sus orígenes hasta las versiones a color siempre portó la sombra de la gorra sobre su rostro y un uso hábil e ingenioso de la metáfora visual.

“LA CAJA” DE ESTEBAN PODETTI

Abril de 2019, noviembre de 2020 y febrero de 2022

Una sola viñeta, dos personas, apenas una o dos líneas de diálogo… a veces solo una palabra o ninguna. 
¿Cuántos chistes se pueden hacer con tan pocos recursos? 
Los humoristas nos vienen demostrando que las posibilidades de esa situación tan básica son potencialmente infinitas. Eso sí, el chiste es mucho más gracioso si en una pareja el hombre se llama Juanca. Si es el empleado de una empresa, conviene que el apellido sea García. Pero, lo que te garantiza que te vas a reír sí o sí es que el autor del chiste se llame Esteban Podetti.

Como pocos grandes antes y después de él, Podetti alcanzó la maestría absoluta de este formato y lo demuestra subiendo un chiste nuevo (casi) cada día a sus redes sociales. Y para eso, no le tiene miedo a nada. 
¿Clichés? Podetti te hace chistes de náufragos, de ruptura de pareja, de tipos hablando con Dios, hasta de suicidas que se cuelgan dejando una nota que dice “Sr. Juez”.
¿Humor negro? ¡Ja! Acá hay chistes de velorios, enfermos terminales, asesinatos con el muerto marcado en tiza sobre el asfalto y hasta la Muerte en persona cobrando almas con su guadaña.

¿Corrección o incorrección política? A Podetti no le afecta. Para él los talibanes de la cancelación y su contrapartida: los cavernícolas que se quejan de que ya no vivimos en las cavernas no son un obstáculo sino material fresco para crear más humor.

Podetti es tan capo que hasta hace chistes reflexionando, deconstruyendo y hasta parodiando los recursos y tópicos del humor. ¡Pero después vuelve a usarlos, tan campante!

En fin… van saliendo tres entregas de La Caja. Hágase un favor y cómprelos.

“EL CÓMICS” DE JUAN SÁENZ VALIENTE

Marzo de 2020

En este caso, puedo abreviar porque este libro ya cuenta con una reseña completa en el sitio, a cargo de Mariano Sicart.
El Cómics se basa en las historietas de registro autobiográfico que Juan Sáenz Valiente publicara en su página allá por el 2016. Las convenciones de este género indican que el autor debe presentarse a sí mismo dentro del espectro que va de lo mediocre a lo pusilánime. En parte porque la vida suele serlo y, en parte, porque a nadie le causan gracia los ganadores. Volvemos a Aristóteles que decía:

“La comedia muestra a los hombres peores de lo que son”

Uno de los atractivos de este libro es que la incursión del autor dentro del género ya no es inocente. Como suele suceder con las obras tardías o decadentes, después del auge (y la saturación) que tuvo la historieta autobiográfica en la primera década del siglo, volver al género de manera extemporánea da lugar a un distanciamiento con efectos muy interesantes que incluyen la parodia, la exacervación de las convenciones y la búsqueda de sus límites. 
Cuando JSV presenta a su yo ficcional como un personaje que vive obsesionado por toda clase de fantasías y perversiones pero en la práctica es un onanista sexualmente impotente, se ridiculiza a sí mismo pero, al mismo tiempo, pone de relieve lo redundante y artificial de la historieta autobiográfica.

“EL PEQUEÑO TIMY” DE HOR LANG

Diciembre de 2021

Otra sobre la que no me extiendo porque ya fue cubierta en el sitio, en este caso, por la extensa reseña/entrevista que Maximiliano Britos le realizó al autor en ocasión de la salida del libro.

La serie transcurre durante la cuarentena de 2020 y resulta inseparable de ese contexto. El personaje principal es el papá de Timy, un tipo obsesionado por el aislamiento decretado para frenar la propagación del COVID 19. Como tal (y un poco como todos en esa época), tiene la cabeza quemada por el bombardeo informativo que nos asoló como una segunda pandemia: estadísticas de contagios, muertes, ocupación de camas, noticias verdaderas y falsas mezcladas sobre métodos de prevención y el avance en el desarrollo de las vacunas etc.
Timy, en comparación, es un personaje totalmente genérico. Un niño tierno que ama a su familia y quiere hacer la tarea que la maestra le manda por zoom. Su rol en la historia es apenas la de resultar víctima (generalmente, fatal) de la locura del padre.

De a poco y a medida que el tema de la pandemia se agotaba, cobraron un poco más de protagonismo las otras dos integrantes de la familia: La mamá y la pequeña Jeny son, a mi parecer, las que protagonizan las mejores historias del libro.

El estilo de Hor Lang es bastante clásico y el efecto de coloreado offset le da un aire retro que se refuerza con muchísimas referencias culturales de los noventa y dos mil que van desde los jueguitos de family hasta los de Play 2 y desde Cris Morena hasta los Simuladores.
Para los interesados, la mala suerte del pequeño Timy continúa y se lo puede seguir en la cuenta de instagram de Hor Lang.

“LA NEGRA GEDIENTA” DE MAJOX

Septiembre de 2022

Desde la subjetividad absoluta de las obras con las que me he formado como lector de historieta, La Negra Gedienta me evoca a dos grandes clásicos del humor:

Por su pose desgarbada y el flequillo que le tapa los ojos constantemente, el personaje me recuerda a una versión femenina de Buddy Bradley. Las coincidencias no van mucho más allá. El dibujo de Majox es mucho más limpio, bonito y estilizado que el de Peter Bagge y, el formato del chiste corto no le permite ahondar en la cantidad de problemáticas sociales que planteaba Hate.
No obstante, sí llega a proponer varias cuestiones interesantes de la agenda actual: La negra no quiere maternar, le rehuye a los compromisos sexo-afectivos, critica los mandatos del amor romántico, los modelos de belleza de la heteronorma patriarcal y reivindica su derecho a ejercer una sexualidad libre y gozosa ya sea con Jorge (su chongo más o menos estable), con cualquier otro o con algún dildo de su colección.
Para poder transmitir todo este contenido discursivo en el formato del chiste, la serie cuenta con un pequeño elenco de secundarios que incluye al mencionado Jorge, dos amigas y su madre. La estructura narrativa es bastante recurrente: el secundario que mejor se adpte a la situación encarnará un discurso o una actitud más tradicionalista, dando lugar a la réplica moderna, piola e ingeniosa de la protagonista. 
Es decir, la estructura clásica de casi todos los gags de Isidoro. También entonces hacía falta la participación del coronel Cañones, algún amigo mamerto, Cachorra o alguna otra novia ocasional que representaran el mandato del sentido común y lo socialmente establecido para que, en contraposición, Isidoro quedara como el más canchero con alguna de sus ocurrencias. ¡Plop!

También en este caso las similitudes se terminan pronto porque Isidoro protagonizaba historias más largas que permitían insertar esos chistes en una estructura mayor que potenciaba su efecto. Seguramente, sería interesantísimo ver un relato más extenso protagonizado por la Negra. Lo básico del universo ficcional ya está planteado y nuestro contexto social da tela de sobra para cortar dentro de la temática que propone la autora.

“PARTO DE NALGAS” DE GUSTAVO SALA E IGNACIO ALCURI

Mayo de 2023

Cuenta la leyenda que este proyecto nació en 2014, en la mesa de un bar montevideano. Ignacio Alcuri y Gustavo Sala decidieron gestar una historia que los tuviera a ellos como protagonistas y en la que cada uno iba a escribir los diálogos que pronunciaría su personaje.

Alcuri escribió la primera línea en un cuadernito y se la pasó a Sala que escribió la siguiente y devolvió el cuaderno… y así sucesivamente. Esta especie de cadáver exquisito narrativo es el guion del libro que hoy tenemos en nuestras manos y esta génesis es fundamental para entender tanto su estructura como algunos de sus mejores chistes, que son los metaficcionales..
Cabe destacar que la primera muestra de estas páginas (con el título de “Apocalipsis Rioplatense”) apareció en el mismo 2014 en el suplemento Fierrito del número 91 de la segunda era de Fierro, y que en 2016 tuvo una edición uruguaya. La versión aparecida en Fierro seguía una grilla muy rígida de nueve paneles en los que primaban las cabecitas hablando y los diálogos llenaban casi todo el espacio de la página. Para este volumen todas las páginas fueron completamente redibujadas por Sala para generar una lectura visualmente más amena y dinámica. Hay diferentes puestas en página, más espacio para los dibujos e, incluso cuando se mantiene la grilla de nueve viñetas, se procura que el resultado no resulte tan estático y abigarrado como en la versión anterior.
Respecto del guion, ya pueden imaginarse que carece de toda lógica narrativa. No me vengan acá buscando un detonante y un climax porque lo que prima es la experimentación y el absurdo.
En sus ochenta y pico de páginas, Sala y Alcuri (casi siempre desnudos) practican la antropofagia, viajan al espacio, desencantan a Gardel que estaba convertido en ladilla por una maldición, son dados a luz por Moria Casán y cuentan un montón de chistes buenos y malos.

Como en una larga improvisación de jazz, la música sigue y sigue sin solución de continuidad, pero no se confundan, este libro no es para leerlo de una sentada. Al menos yo tuve que ir parando e intercalando otras lecturas para que mi mente descanse de la cantidad de disparates que se suceden uno tras otro.
O tal vez, como en una larga improvisación de jazz, no hay que tratar de entender la lógica de cada nota (de cada cuadro y cada parlamento) sino dejarse llevar y disfrutar de la experiencia como quien enciende la luz y se encuentra con un elefante robot con ojos de concha bailando reggeton con el cadáver de David Bowie.

A estar atento a la Colección Historieteca Humor que, seguramente, en el futuro nos depare otro montón de sorpresas dentro del inabarcable universo que va desde la reflexión inteligente que nos saca media sonrisa, hasta la carcajada ruidosa que sobresalta a nuestros compañeros de bondi.