Zona Queer: Lo queer en Sandman
El uso de la palabra Queer desde Alicia en el País de las maravillas, y todos los personajes del Sandman de Neil Gaiman que son queer.

Zona Queer: Lo queer en Sandman

Usualmente leemos el término “Queer” por todos lados en Internet como sinónimo de persona que es parte del colectivo LGBT+ (de hecho, yo misma hago mención de algo llamado teoría queer aquí), pero ¿Qué significa realmente? ¿De dónde viene? Y lo que más me gusta: ¿cómo aparece lo queer en el cómic? Intentemos darle respuesta a esas preguntas., esta vez de la mano de The Sandman (Neil Gaiman, Vertigo, 1989).

Lo extraño

Alice in Wonderland, Lewis Carroll, 1865.

Alice took up the fan and gloves, and, as the hall was very hot, she kept fanning herself all the time she went on talking : “Dear, dear ! How queer everything is to-day ! And yesterday things went on just as usual. I wonder if I’ve been changed in the night? Let me think: was I the same when I got up this morning? I almost think I can remember feeling a little different. But if I ’m not the same, the next question is, Who in the world am I? Ah, that’s the great puzzle!” 

Alicia recogió el abanico y los guantes, Y, como en el vestíbulo hacía mucho calor, estuvo abanicándose todo el tiempo mientras se decía: –¡Dios mío! ¡Qué cosas tan extrañas pasan hoy! Y ayer todo pasaba como de costumbre. Me pregunto si habré cambiado durante la noche. Veamos: ¿era yo la misma al levantarme esta mañana? Me parece que puedo recordar que me sentía un poco distinta. Pero, si no soy la misma, la siguiente pregunta es ¿quién demonios soy? ¡Ah, este es el gran enigma!

(Traducción proporcionada en la edición difundida por Educ.ar)

Así empezaba el segundo capítulo Alice in Wonderland de Lewis Carroll, utilizando la palabra “queer” como “extraño”, o también “ridículo”.

Queer en el Siglo XIX venía a ser algo así como “fuera de sí”, hasta se utilizaba como sinónimo de “ebrio”. Era (es) el antónimo de straight (derecho, recto, normal, incluso hetero). En el Siglo XX va a tener un carácter fuertemente disidente de parte de grupos marginales. La palabra, que significaba degradación (Judith Butler va a decir que también significaba desposesión), se termina definiendo por significaciones afirmativas, comienza a reinscribirse y reescribir el dolor. Se propone como una definición de género reactiva a un discurso relativo al género y va a cuestionar la construcción de lo femenino y lo masculino.

Lo queer va a ser un campo nuevo y heterogéneo: la construcción de la identidad sexual y de género se construyen en la interacción de las personas.

Los disturbios de Stonewall

En 1969 hubo una redada policial en un bar queer ubicado en Stonewall, en donde, por primera vez, la gente se resiste. Es así como este hecho se erige como un momento icónico en el cambio en la acción política del movimiento: se da origen a las marchas del orgullo.

Historieta de @Victor_izme alumno de Cómic de Llotja para la edición 2019 de CCOOMICS

Si bien los actores cruciales de este hito fueron una drag queen (Sylvia Rivera), un travesti (Marsha P. Johnson) y una lesbiana butch y drag king (Stormé DeLarverie), que además de la diversidad de identidades, también portaban marcas de racialización y de clase, este evento fue absorbido por la lucha homosexual de varones blancos de clase media.

El asesinato de personas homosexuales en Estados Unidos (estaba prohibido serlo) y la epidemia del SIDA, dieron lugar a los primeros grupos queer tales como ACT UP, Queer Nation, The Furious Collective y Lesbian Avengers. Estos grupos se ponían en escena, con juegos, trasvestismo, marchas del orgullo; eran cuerpos festivos al borde del peligro (desaparición, enfermedad, rechazo, muerte). Se pone en escena el problema de cómo se intersectan los movimientos sexuales en torno a los derechos, la nación y las prácticas de gobernabilidad.

Asumir una identidad

A partir de Stonewall se empieza a hacer evidente la dicotomía entre ser “buen” o “mal” homosexual. Los primeros serían los que abogan por los derechos individualizantes y las salidas del clóset, mientras que los segundos además buscarían la justicia social y serían activistas antiimperialistas y antirracistas, y se preguntarían qué tipo de reclamos se le hace al Estado.

La persona queer se vería doblemente excluida: por el mundo heteronormativo, por un lado, y por la lucha homosexual hegemónica y comercializable, por otro.

Poco a poco la industria va a comenzar a vender un modelo progresista para “vender” lo queer, pero con modelos de éxito inalcanzables.

Laura Arnés va a traer a Paul Preciado al aula universitaria para explicar su definición de lo queer:

Preciado define movimiento queer como un movimiento post-identitario que ante ciertos contextos de opresión específicos pone en marcha estrategias hiper-identitarias que ponen en evidencia sexualidades hasta el momento invisibles (el posicionamiento queer tiene que enfrentarse y resolver y asumir ciertas paradojas: asumir una identidad, y criticar la naturalización de esas identidades).

La identidad queer como concepto va a cambiar según contextos y organizaciones pero siempre tratando de deconstruir cualquier tipo de espacio dual y construcción binaria. Esto va a dificultar mucho la acción política de todas maneras.

Kosofsky Sedgwick pensaba la importancia real tras la pregunta sobre la diferencia entre la hetero y la homo-sexualidad, cuáles eran sus fines y por qué nos importaba tanto resolverlos, para ella no era sino donde se construyen binomios en torno al secreto-revelación, ser-parecer, público-privado. Asimismo, problematiza lo que los feminismos señalaban: el espacio público de la modernidad occidental es una máquina de producción de masculinidad blanca y heterosexual. 

Lo queer en Sandman

Lo queer cada vez tiene más presencia dentro del noveno arte: ¿cómo es esa representación? ¿Aparece lo queer, así, abstracto, complejo y sin delimitaciones? ¿O aparece por categorías, por bloques, definido y desmarcado, como una suerte de alteridad? ¿Qué tan necesario es lo queer en los cómics? ¿Está metido con calzador, es orgánico, o es un pinkwashing?

En esta ocasión traigo a colación la serie de historietas de Neil Gaiman, The Sandman (Vertigo, 1989). Solamente tomando sus 75 issues originales, rastreo la aparición de elementos LGBT+ en ellos.

Pedí un Deseo

A Desire, o Deseo, se le dice “sister-brother” (hermana-hermano, en su traducción). En un trabajo de traductorado, en el volumen “Estación de nieblas”, se encuentran las siguientes líneas:

The Sandman #21, Season of Mists 00 en su versión inglesa y en la traducida al español.

Deseo, en las traducciones, es designada con pronombres femeninos la mayoría de las veces, excepto cuando, en su versión inglesa, se hacen aclaraciones. Como acá:

And Desire walks the endless pathways of its body, certain that he, or she, or it, is in sole and only control its destiny.

Que es traducido de esta manera:

Y Deseo recorre los caminos infinitos de su cuerpo, segura de que ella, o él, es la única que controla su destino.

(Aclaración, las negritas son mías)

La traducción neutra es difícil en nuestra lengua si queremos aplicar un uso normativo de esta. En historietas recientes se ha implementado, por ejemplo, el lenguaje inclusivo para remarcar la neutralidad del género del/los personaje(s), como se ha visto en el caso de la Tierra de las Gemas, del que hablé en esta nota sobre el lenguaje inclusivo en la historieta argentina (y que agregué a modo de extra). 

Por eso Deseo es queer, porque es retratado como un personaje que no posee un género concreto y que se sigue de los ejemplos antes citados.

Sandman #16, 1989.

A Neil Gaiman, autor de The Sandman, se le ha preguntado en su Tumblr por qué decidió que Deseo tuviera aspecto andrógino. A lo que respondió:

Extraído del Tumblr de Neil Gaiman.

Extraído del Tumblr de Neil Gaiman.

Mi traducción es esta:

No tenía sentido para mí hacer a Deseo hombre o mujer. Empecé con la idea de alguien que es atractivo para ti, seas quien seas, y cualquier tipo de persona que te atraiga. Y parece que Deseo es un concepto mucho más importante como para contener uno o, en este caso, dos géneros.

La colorada

Por otro lado, tenemos a Wanda Mann, una chica trans (antes Alvin) que aparece por primera vez en “Matanza en la Quinta Avenida” (“Slaughter on fifth avenue”, en “A game of you”)

Wanda es la mejor amiga de Barbie, quien es una princesa onírica que queda atrapada en un sueño aparentemente eterno, y que tiene una misión por cumplir. Pero aquí lo importante no es la trama de este arco argumental (que pertenece al volumen 5), sino la puesta en escena de una chica transgénero. Wanda es retratada como una persona alta, corpulenta y con un físico relativamente trabajado. A diferencia de los demás personajes femeninos cis, Wanda tiene un cuerpo con forma de triángulo invertido. Su personalidad es agradable, tiene ocurrencias interesantes y sus reacciones a los eventos son completamente naturales y orgánicas, quien la lee ha de sentir empatía porque se podría pensar “yo, en su lugar, haría lo mismo”. 

Aspecto físico de Wanda.

En una escena se deja en claro que ella, pese a sus cromosomas, es mujer. Sin embargo, la escena mágico-espiritual cae en una suerte de discriminación que me deja pensando: Claro, ¿qué pasaría si se quiere invocar a la luna siendo chica trans? La luna está conectada con los ciclos menstruales, en muchas culturas. Además, en esta historia se insinúa que la diosa lunar es triple, como en la religión Wicca, una religión que considera a las mujeres (¡cis!), a la naturaleza y a los ritos mágicos de protección.

Hacia el número #37 se lee en palabras de Barbie: “¿Tan frágil es la identidad?” (“is identity that fragile?”). Mientras Wanda esté viva, no va a permitir que nadie le diga quién es, o qué. Porque ella misma sabe lo que siente y no va a dejar que cualquiera quiera contradecirla solo por su aspecto físico o por sus cromosomas.

Asumir una identidad (en Sandman)

La historia de Jim en “Hob’s Leviathan” (#53) es la clara referencia a The Handsome Cabin Boy de Kate Bush

She dressed herself in sailor’s clothes

Or so it does appear

And she hired with a captain

To serve him for a year

Nos encontramos leyendo el volumen 8, titulado “World’s End”, una antología de historias enmarcadas de diferentes personajes que se encuentran, por azares del destino, en la misma posada, en el mismo momento. 

Le toca a Jim, un hombre pelirrojo que cuenta la historia de cómo en altamar vio con sus propios ojos una serpiente marina. ¿Qué tiene esto de queer? Que Jim esconde un secreto…

“No quieres llamar la atención sobre ti misma, ¿verdad chica?”

La utilización de la masculinidad para acceder a un mundo donde no pertenecen las mujeres es histórica. Desde Mulán hasta Ouran High School Host Club. Pero esto se desprende de las ficciones y se encuentra en la propia realidad de las mujeres de siglos pasados: tenemos casos de mujeres que se pusieron seudónimos para publicar sus libros, por ejemplo.

Esto me genera una pregunta: ¿qué tanto importa el género? Y no hablo en términos estadísticos, sino en términos meramente culturales y políticos, en términos de dispositivos organizacionales: ¿por qué organizamos el acceso a diferentes actividades (re)productivas según género, qué o quién/es perpetúan esto y por qué, y cómo esto se traduce socialmente como roles de género?

Pero volviendo a la primera pregunta: ¿acaso no da lo mismo qué género se tenga cuando respecta a un quehacer social y económico? Y si da lo mismo, podríamos decir que el género es una categoría líquida (trayendo a Bauman), por lo cual considero que se lo puede moldear y adaptar a las necesidades sexuales de la actualidad.

Otro ejemplo de esta misma índole es Hal Carter, personaje gay que performativamente se viste de mujer (Drag Queen, cuyo nombre es Dolly Lamour o Vixen). Hal alquila habitaciones de su mansión en Florida, dos de sus inquilinas son Chantal y Zelda, una pareja de lesbianas.

Rose Walker visita Hal/Vixen para avisarle que Zelda ha muerto.

En este sentido, el género es algo que fluye y que puede ser transferible. Lo queer va a contemplar aquello que no es normativo, y no hay nada más no-normativo que, literalmente, vestirse según las acepciones de lo que es un género, siendo de otro. Es un claro cuestionamiento a lo femenino y a lo masculino.

Sexualidades disidentes

La presencia de sexualidades no-hetero está latente a lo largo de toda la cosmología de Sandman.

No es menester aquí señalar todos los casos concretos, pero sí mencionar que existen. Lo queer en Sandman no solo aparece como un género fluido o un transgenerismo, también se le da vida a personajes gay-lésbicos o se hace referencia a la idea de que no existe un problema con ello.

Por ejemplo, como representacionismo a propósito de lo homosexual, tenemos a Cluracán, elfo de Faerie – y embajador de Titania, reina de las hadas-,  un personaje alcohólico que entrega a su hermana (Nuala) en nombre de su reina a Morfeo con la esperanza de que éste deje al infierno vacío. 

Por otro lado, se puede mencionar al Corintio, pesadilla creada por Morfeo, que solo asesina chicos jóvenes y que, en una de sus reencarnaciones, llega a tener novio.

Sin embargo, un personaje que quiero destacar es Paul McGuire, quien -en sus palabras- es queer (en algunas traducciones: marica) . No utiliza el término gay para designarse porque “pone fuera de combate una palabra perfectamente decorosa” pero “esa es una batalla filológica perdida”.

The Sandman #62.

Paul está en pareja con Alex Burgess – que está sumergido en un profundo sueño desde hace tiempo – quienes se conocieron siendo el primero “un jardinero joven y guapo” y el segundo “un cuarentón soltero y reprimido”. Paul espera a que Alex despierte y cuida de su mansión y de sus preciados libros.

Lo lesbiano también aparece, de la mano de varios personajes. Sin embargo, a quien destaco es a Foxlove, anteriormente conocida como Donna. Al principio de la historia, ella es novia de Judy, con la que tiene una relación tóxica. Posteriormente se pone de novia con Hazel y se mudan a Nueva York. Allí conocen a sus vecinos, entre ellos: Wanda Mann y Barbie.

Hazel y Foxlove.

Conclusión

Esta serie de cómics, cuya primera publicación data de 1989, es una reescritura del dolor de ser queer. Cuando nadie más hablaba de esto, Neil Gaiman crea una historia brillante, muy adelantada para la época, repleta de diversidad, en la que los personajes queer no sufren por serlo (si acaso sufren por eventos de fantasía que les ocurren). 

La manera en que estos personajes son colocados a lo largo de la historia es cuidadosa y orgánica. En ningún momento se habla de salidas de clóset, todo es natural, todos los personajes parecen no tener problemas con la sexualidad disidente.

La representación, como se ha visto, es muy amplia. Es cierto que no se habla puntualmente de, por ejemplo, bisexualidad. Pero eso no quita que las identidades gay-lésbicas y trans que sí aparecen no hayan sido elaboradas y trabajadas. 

Como mencioné cuando hablé sobre el personaje de Wanda, ella es muy natural en su reacción a los hechos paranormales que le toca experimentar. Con el resto de personajes ocurre igual, todos son independientes unos de otros, todos tienen sus personalidades muy definidas y tridimensionales, no son de cartón y no se repiten los esquemas.

Si lo queer es extraño, Neil Gaiman abraza lo extraño. Toda la historia en sus 75 números tiene un relativo a Alicia en el país de las maravillas: otros mundos de fantasía, magia, historias, locura, y queerness.

Columna publicada originalmente en ouroboros.world

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El uso de la palabra Queer desde Alicia en el País de las maravillas, y todos los personajes del Sandman de Neil Gaiman que son queer.

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