Tu sitio de reseñas y columnas de cómics.

Análisis de "Lo salvaje" de Yapi, editado por Estudio Mafia en Argentina. "Espero que no te vuelvas a comportar así. Pareces una salvaje". 

“Pareces una salvaje” de Yapi, y el devenir loba

Pareces una salvaje de Yapi, nombre artístico con el que conocemos a la artista colombiana Yanneth Pineda G., se publicó en Argentina en el 2023 por la editorial de Estudio Mafia que se implica en los recorridos de autorías independientes de Argentina y Latinoamérica.  Sin embargo, este proyecto comenzó en el 2019 como un fanzine de título Para ser libre hay que cerrar bien los ojos donde la autora, a diferencia de la historieta que analizo, tenía una mayor carga textual. La publicación de Pareces una salvaje fue posible luego de que ganara la beca de creación de la Gobernación de Antioquia en el 2021. Como artista de nuestro tiempo, fue compartiendo en redes sociales los avances de su producción permitiendo una primera entrada a este mundo donde lo primigenio, tema recurrente en su trayectoria, nos invita a interrogarnos sobre nuestra vida en una sociedad que nos adoctrina en términos de lo “femenino”. 

Portada de “Pareces una salvaje” de Yapi, por Estudio Mafia.

Con sus páginas impresas en risografía en escala de grises con resaltados de un rosa pastel entre ingenuo y de ternura, Yapi nos presenta un trabajo que mantiene una fuerte tensión con la imposición social y el devenir.

La narración de 68 páginas comienza con una chica de apariencia adolescente que llega a su casa y recibe un mensaje catastrófico: 

“Espero que no te vuelvas a comportar así. Pareces una salvaje”. 

No sabemos a qué situación se refiere el interlocutor pero lo que sí podemos suponer es que la actitud de nuestra protagonista no fue la “adecuada”. 

Por su expresión, parecería que la respuesta que dará será una de disculpas o retracción pero, al contrario, el relato nos indica un espacio onírico de autodescubrimiento y aceptación. Ella, desnuda, sin las marcas de lo humano civilizado, se hunde, nada y sale de un nuevo líquido amniótico:

Páginas 14 y 15.

Se aprecia, incluso, en la página 15, una posición fetal antes de la salida. 

Gruesas líneas rosadas la atraviesan y salen de ella en una retroalimentación fundadora. Es allí donde se desarma y descarna para quedar en huesos y nada, en una nueva potencia creadora:

Páginas 20 y 21.

El esqueleto de lo que fue cae al suelo, vuelve a la tierra, vuelve al principio de todas las cosas, haciendo un juego intertextual con las nuevas propuestas feministas que incorporan, como Dolores Alcatena con Las locas, las fuerzas de lo animal y lo incivilizado desde un punto de vista occidental. 

Esto me lleva a pensar indefectiblemente en Deleuze y Guattari y su concepto de devenir. Este verbo implica un cambio pero no uno sin memoria sino que, justamente, tiene que ver con un movimiento en torno a nuestras asunciones, tradiciones e imposiciones sociales. Hay un dinamismo que se da en los espacios de lo dado. Para eso, se necesita una entrada de algo de afuera que nos causa algo para que logremos convertirnos en otra cosa en relación a ese exterior. Nos encontramos así con otra forma de nosotros, forma animal, forma naturaleza. Somos así lanzados hacia el afuera de nosotros mismos, de lo conocido, para explorar otras dimensiones:

“Devenir no es progresar ni regresar según una serie. Y, sobre todo, devenir no se produce en la imaginación, incluso cuando ésta alcanza el nivel cósmico o dinámico. Los devenires animales no son fantasmas. Son perfectamente reales”. (Deleuze & Guattari, 2002, pág. 244). 

No es casual, entonces, que nuestra protagonista se vea loba luego de ser tragada por la naturaleza. Es en ese momento que se configura su involución civilizada en animal, en lo salvaje que se le recrimina: 

El devenir es involutivo, la involución es creadora. Regresar es ir hacia el menos diferenciado. Pero involucionar es formar su propio bloque que circula según su propia línea entre los términos empleados, bajo las relaciones asignables“. (Deleuze & Guattari, 2002, pág. 245). 

Los dos pares de páginas que seleccioné representan perfectamente esta exploración del inconsciente contra la conciencia social de la moral y la ética, de las costumbres y las tradiciones de la opresión. Y es la naturaleza, entendida como poder femenino, la que da lugar a un nuevo origen, de lo más bajo (los huesos), lo intermedio (lo humano), a lo más alto (la loba). 

Se proyecta en esta página una idea de comunidad, de compañía y red de contención para el devenir. 

Páginas 25 y 26.

Concretando así una “involución”, es decir, una contraposición a las teorías darwinistas del cambio de animal a humano. Y me interesa acá establecer una comparación con las primeras páginas y el uso del rosa que puedo pensar como lo instintivo

Páginas 7 y 8.

Cuando la chica sin nombre, y está bien que sea innombrada para generalizar su experiencia, llega a su casa y escucha el teléfono, se pone rosa: reacciona ante un ruido. Luego, al leer el mensaje, sus mejillas guardan un dejo de este color al igual que sus uñas. La palabra ajena reprime ese coloreado instintivo con el que fusionará más adelante. En la misma clave, en el momento anterior a la transformación, una gota rosa cae sobre un fondo acromático y homogéneo para generar la creación de una gran arboleda que parece encerrar a la muchacha-loba. Esa gota que deviene semilla producirá la disrupción de lo heterogéneo, lo distinto, lo disidente. 

Página 38.

Ante esta situación desconocida, ella desespera e  intenta huir hasta que entiende. En este sentido, la supervivencia se da al aceptar y reconocer lo animal. 

Por esto también abandona el teléfono y su relación con el exterior, prefiere quedarse en ese interior en el que el ser-animal es legitimado, es identidad, es uno más allá del Otro que limita. 

En la dedicatoria de las palabras introductorias de la obra, Yapi dice: 

…se lo dedico a todas mis mujeres. Ahí está ella habitando dentro de nosotras. Esa enorme fiera que nos recuerda para ver y sentir todo lo que está bien en el universo… Así somos las salvajes”. 

Existe una reivindicación de un estado primigenio, de un todo con la naturaleza y Uno. Como lo explica en una entrevista con Diana Gil Guzmán

Mi historieta está muy influenciada por el libro Mujeres que corren con los lobos, de Clarissa Pinkola. Allí ella habla de una mujer que se transforma en una loba, entre muchas otras cosas que dice en el libro. A mí eso me parece una idea muy bella de volver a lo primitivo en el ser humano y a ese despertar donde habita lo salvaje que suele atribuírsele únicamente a los animales. Además, elegí esa dicotomía humano-animal por la representación, porque las mujeres tenemos diferente forma, tamaño, color… Así que trabajar con un personaje-animal permite hacer una representación mucho más universal de la mujer. Incluso, es un recurso que se utiliza mucho en los libros infantiles para comunicar a los niños sin recurrir a ciertas especificaciones como la raza, el género o cosas así”.

Contra las presiones patriarcales, los estereotipos y los mandatos de la feminidad, Yapi elige lo animal y nos invita a un recorrido reflexivo y subjetivo de una mirada al interior. ¿Qué podemos encontrar más allá del rechazo social a lo diferente? ¿Atravesando lo genéricamente correcto? Lobas, fieras, nuestra barbarie.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Análisis de "Lo salvaje" de Yapi, editado por Estudio Mafia en Argentina. "Espero que no te vuelvas a comportar así. Pareces una salvaje". 

“Pareces una salvaje” de Yapi, y el devenir loba

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *