“Leopoldo” Saccomanno y Mandrafina
Repaso del Integral Uno de la obra, rescate editorial de Gcomics
Originalmente publicado en formato tira, entre el número 1 (Diciembre, 2013) y 133 (Junio de 2014) del recordado suplemento semanal Historietas Nacionales, editado por la agencia nacional de noticias Télam -disuelta por el actual gobierno liberal en junio de 2024, tras 79 años de historia-, este trabajo había sido parcialmente recopilado por Fierro: La Historieta Argentina, en sus números 84 (Octubre, 2013) y 111 (Enero, 2016). Hacia Agosto del presente año, la editorial Gcomics sorprendió con el lanzamiento de Leopoldo, primer tomo -de dos- con los cinco arcos argumentales iniciales de este original serial histórico-fantástico escrito por el inagotable Guillermo Saccomanno, que dibujó oportunamente el gran Domingo ‘Cacho’ Mandrafina, presentados en correcto orden cronológico. El libro en cuestión, de buen diseño general, consta de 150 páginas, impresas a B/N y gris, en formato 25 x 18 cms.

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Leopoldo es un joven porteño algo introvertido, coleccionista de historietas, que busca ansiosamente dar con un capítulo perdido de ‘Mort Cinder’, la clásica serie de Oesterheld-Breccia publicada en Misterix, cuya trama se centra en el bombardeo de Plaza de Mayo del 16 de Junio de 1955, por parte de la Aviación Naval Argentina al gobierno de Juan Domingo Perón. Germán Lutz es un hombre mayor, librero especializado con cierta fama de ocultista que posee un local de usados temáticos en el sótano de una vieja galería céntrica cercana a la Plaza San Martín. A propósito del misterio emergente en torno a aquella historieta (si existió o no), sus caminos se cruzarán inexorablemente, vinculándose a través del tiempo y la historia, con múltiples e impensadas ramificaciones en las vidas de cada uno.
A este arco argumental introductorio, el más extenso del tomo, sigue otro, tan breve como contundente, centrado en otro momento complejo de la última dictadura cívico-militar. Una visita al Cementerio de la Chacarita se convertirá en el disparador de cierto recuerdo de juventud de Lutz, que involucra a un compañero de militancia sindical de origen irlandés, Charlie Brennan, y su triste historia familiar, con la Guerra de Malvinas como telón de fondo. La tercera trama, de corte metatextual, involucra al Flaco Brancato, un veterano artista integral porteño de bajo perfil, responsable de ‘El soñador de Mataderos’, tira historietística publicada en una antigua revista que tiene muchos puntos en común con nuestro dúo protagónico.

La historia a continuación, nos traslada a la infancia de Germán, y está directamente vinculada con la práctica del espiritismo por parte de sus dos tías (responsables de su crianza), en la que jugará un rol destacado el profesor y filósofo Virgilio Scartazzini, ocultista que solía atender en las oficinas del célebre Palacio Barolo, ubicado en el barrio de Monserrat. Apelando a la rica tradición gótica ligada al edificio, máxima expresión del modernismo en la arquitectura nacional, va desarrollándose un complejo momento oculto de sus primeros años, en el que queda algo más claro el temprano don del librero para la práctica del esoterismo.
Cierra un relato que detalla un traumático episodio vivido por Leo en su niñez, el doloroso accidente de tránsito en el que perdió a sus padres. Las pesadillas en torno a ese instante, se han vuelto cada vez más recurrentes en la actualidad y solo un poderoso amuleto que representa al Kamazotz, deidad Maya y Azteca de los murciélagos, parece poder detenerlas. Lutz le obsequia la pieza a su amigo, pero un extraño hombre de mediana edad, Sigfredo Klein, también la quiere para sí, con la intención de utilizarla en su propia hija, la joven Greta, presa de oscuros sueños e insomnio, ambos generados por otra triste pérdida afectiva, que parece empeñada en repetirse.
LA HISTORIETA QUE HACE HISTORIA
Echando mano a aquella vieja fórmula oesterheldiana en la que dos personajes protagónicos, antagónicos y complementarios entre sí, se vinculan por motivos circunstanciales, en un comienzo, para luego interactuar repetidas veces a lo largo de diferentes aventuras, la genial dupla detrás de El Condenado, se las ingenia para pergeñar un serial ciertamente atrapante, que devino en clásico instantáneo del noveno arte nacional.

Motivos para esta afirmación hay muchos, sin duda alguna. Desde lo meramente artístico, es un placer ver los lápices de Mandrafina retratando la ciudad de Buenos Aires en la época contemporánea, por ejemplo, aunque tampoco se queda atrás el buen trabajo de revisionismo histórico, que la prosa de Saccomanno aprovecha para explorar algunas instancias puntuales de la historia reciente de nuestro país, sin que ello implique necesariamente una bajada de línea ideológica, pero sí, una genuina interpelación al público lector, como para reafirmar aquello de que ‘nuestro pasado’, no está tan muerto como creemos. De hecho, hoy más que nunca, reverbera en el convulsionado presente que nos toca en suerte transitar.
En buena hora, entonces, esta recopilación que pone en valor una obra fundamental de las viñetas nacionales del último tiempo, otorgando la posibilidad de adquirirla en papel en forma completa. Lectura más que recomendable, necesaria; para propios y extraños. Ojalá podamos disfrutar el segundo tomo en breve.

