Números InmortalesReseñas

Números Inmortales: Amazing Spider-Man Nro. 248 “The Kid Who Collects Spider-Man”

[En la columna “Números inmortales“, hablaremos de números puntuales de Comics que por una razón u otra, merecen ser recomendados, reseñados o analizados de forma particular].

Hoy voy a dedicarme a hablar de una historia muy conocida para los fanáticos de Spider-Man, aunque no tanto para los seguidores casuales. “The Kid Who Collects Spider-Man(El chico que coleccionaba Spider-Man), es la segunda historia dentro del The Amazing Spider-Man #248; guionizada por Roger Stern y con dibujos de Ron Frenz. Y logra en tan solo 11 páginas, generar un clima tal, que si sos algo sensible, seguro terminás largando alguna lágrima.

La historia nos cuenta de la visita de Spider-Man a la habitación de Tim Harrison y combina el diálogo entre nuestro héroe, con una nota publicada en el Daily Bugle sobre la afición de Tim por coleccionar todo lo relacionado con el trepamuros. Partiendo de esa premisa, Stern nos hace viajar por los orígenes del arácnido y por sus aventuras vividas desde el punto de vista de un niño. A simple vista una historia con tono sensiblero para repasar lo que ya conocemos, hasta llegar al momento en el cual Tim le dice a Spidey que le gustaría conocer su identidad. Saber quién se esconde detrás de la máscara.

En un primer momento, nuestro héroe le explica al joven Tim que sería muy comprometedor que se supiera su identidad secreta, pero luego de que Tim le diga que se llevará el secreto a la tumba, Spider-Man cambia de idea y decide confiar en Tim, revelándole que es Peter Parker, para luego despedirse del niño con un abrazo, en el cual notamos que Peter está llorando. Mientras Peter se va de la habitación de Tim por la ventana, las viñetas se alejan y nos dejan saber que el niño estaba internado en una clínica para el tratamiento contra el cáncer. Para terminar de golpearnos, el recorte final de la nota periodística de diario nos hace saber que a Tim solo le quedaban algunas semanas de vida.

Tiempo y momento

No es casual que una historia de este estilo sea publicada dentro de las páginas del trepamuros, dado que al ser un héroe que empatiza más con los jóvenes, es ideal para hacerles llegar tramas con algún tipo de “bajada” sobre temas sensibles. Ya lo había intentado Stan Lee con “La trilogía de las drogas” en los años 60, donde el héroe tenía que ayudar a Harry Osborn a luchar contra sus adicciones (recordemos que el Comics Code Authority -CCA- no aprobó esta historia, pero The Man decidió publicarla igual). Sin embargo, Stern sube la apuesta, llevando a Peter a una de las situaciones más difíciles que tiene que afrontar una persona, sea héroe o no.

El apartado gráfico, a cargo de Ron Frenz, si bien correcto, no lo siento a la altura. Pese a no estar relatando una historia donde destaque la acción (y por ende, los dibujos pueden darse el lujo de ser más estáticos), pareciera por momentos que está dibujando a las apuradas. Hay muchos ejemplos de eso, sobre todo en la máscara de Spider-Man que varía de viñeta en viñeta el patrón, invirtiéndolo en algunas ocasiones. Tampoco hay mucho detalle en los rostros, lo que hace mucho más relevante el buen trabajo del guionista. Eso es algo que suele pasar a menudo con este tipo de historias, donde la profundidad de lo que nos están contando evita que veamos las deficiencias del dibujo. Claro está que el recoloreado no ayuda en lo absoluto, sino que empeora el asunto. Llamado también para el entintador y editor de turno.

Nótese la diferencia de patrones en las líneas del traje.

¿Qué puedo agregar a una reseña sobre un cómic que se explica solo?
No mucho.
Solo decir que este tipo de historias reivindica la costumbre, ya casi perdida, de escribir historias autoconclusivas, libres de una infinita continuidad, y hacerlo bien. Sin necesitar tantas páginas para extenderse, Stern nos hace pasar por todos los estados de ánimo. Primero nos entretiene con las historias que le cuenta Peter a Tim, nos brinda la información que necesitamos en esos recortes periodísticos, nos pasea por los orígenes del héroe, emociona con la amistad soñada entre un fanático y su ídolo… y termina destruyéndonos con la revelación, puesta inteligentemente al final de la historia como broche de oro.
Es, sin dudas, una pequeña joya que se ha intentado imitar algunas otras veces… claramente no con el mismo resultado. Un ejemplo de ello es un número dentro de la colección Amistoso Vecino Spider-Man, del cual hablo en la nota dedicada a esa serie (que pueden leer haciendo click aquí).

Esta historia pueden encontrarla en el volumen del mismo nombre dentro de la Colección definitiva de Spider-Man, publicada por Salvat. O en el tomo de Marvel Héroes: El asombroso Spider-Man de Roger Stern y John Romita Jr. Publicado por Panini.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *