La risa como Antídoto
Hace apenas unas semanas llegó a mis manos una de las novedades de LocoRabia, lanzada a la venta en la décimo tercera edición de la Crack Bang Boom. Se trata de “Antídoto”, la nueva novela gráfica de Alejandro Farías y Marcos Vergara, dupla creativa que ya tiene en su haber libros como “Don Juan Tenorio” (LocoRabia, CCEBA; 2018) y “La Vida está en Otro Lado” (Hotel de las Ideas; 2019), entre otros. Además de autores, ambos son también los fundadores de la editorial. Los dueños de casa se volvieron a juntar para traernos esta historia de aventuras tan delirante como sus protagonistas. 136 páginas plagadas de acción, psicodelia, comedia y color, en un curioso pero comodísimo formato de 15×15 cm.
La trama nos presenta a tres amigos disfuncionales que comparten sus andanzas. Apo y Nejo, dos fumones holgazanes e incorregibles, intentan convencer a Toga de llevarlos a su viaje de trabajo. ¿Para qué? Ellos quieren aprovechar para hacer una pequeña parada en Lumbrosa, una ciudad donde los hongos alucinógenos se comercian libremente. Aunque Toga abandonó el consumo de sustancias y está intentando hacer buena letra con su padre, accede sin demasiado entusiasmo. Ahora, además del encargo laboral, Toga debe cuidar de que estos dos limados no se metan en problemas. Además, se intercalan algunas escenas inconexas que nos alertan de que algo raro está pasando: Por un lado, una mujer pelirroja con una katana que viaja acompañada de un robot; y en una locación distante, otra mujer rubia a lomos de una suerte de salamandra gigante. Ellas se persiguen mutuamente y, como era de esperarse, también se dirigen a Lumbrosa. Ya se imaginan el quilombo que se va a armar.
Con un ritmo frenético propio de un dibujo animado de Warner de los noventa, una serie de casualidades llevan a los tres amigos a quedar en medio de una conspiración perversa orquestada por una cofradía secreta de fanáticos.
“Antídoto” es una obra que prescinde de explicaciones complejas para abrir paso a un universo psicodélico y elocuente cuyas reglas son flexibles, un lugar donde lo inverosímil se vuelve normal. Combinando distintos géneros, los autores nos proponen un recreo, un juego divertido y ameno. Pero aún hay algo que no cierra, que no es gracioso sino incómodo. Hay algo que está muy mal en todo esto. Por debajo de esta consecución de situaciones problemáticas y desenfrenadas se desliza algo que es terriblemente real. Farías y Vergara se apoyan en el contraste que genera una trama jocosa y colorida con un subtexto tan oscuro que resuena en el cuerpo de una manera espeluznante.
Al igual que Apo y Nejo, que ingenuamente intentan pasar un buen rato y se encuentran atrapados en un gran conflicto, el lector puede dejarse llevar por el viaje lisérgico, disfrutarlo sin saber bien qué está pasando. Pero, por el contrario, una lectura atenta y sagaz puede hacerte descubrir las claves de este libro y lograr que, como nuestro amigo Toga, te comprometas un poco más con la historia.
Si existe tal cosa como el humor negro, consta de transformar la incomodidad en comedia, satirizar lo nefasto para convertirlo en algo mejor y lograr que todo se vuelva risa. Y la risa es un antídoto. Y esta historieta también.
