Las mejores historietas argentinas del 2025 según Legado de Orfeo (parte 2)
¡Segunda y última parte de lo mejor del 2025! Si no leíste la primera parte aun, podés hacerlo clickeando acá. Seguimos por orden alfabético… y en esta segunda parte, escriben Maximiliano Britos, Danilo Guida, Mauricio Fortín y Pablo Rescate.
Hotel (Carina Altonaga) Primavera Revolver
(Por: Danilo Guida)

Un viejo hotel reabre sus puertas luego de muchos años de abandono, pero siendo promocionado de una manera poco convencional, como turismo de aventuras a un Hotel Embrujado. Enseguida aparecen los primeros voluntarios, y entre ellos se alista un extraño sujeto que en principio parece cínico y apático, pero iremos viendo que el tipo no es lo que parece. Es más, ya ha estado en ese lugar hace muchos años, cuando se desató la tragedia…
Carina, además de ser una dibujante extraordinaria, es una gran narradora que maneja muy bien los tiempos, los ritmos, el suspenso. El terror psicológico es algo muy difícil de lograr, y tal vez me tilden de exagerado, pero yo veo mucho de Kubrick en los climas que logra la Altonaga, tanto en Chamán, de la misma colección, como en Hotel.
La culpa la tuvo Charly García (Martín Ameconi) Criolla Editorial
(Por: Mauricio Fortín)

En esta, la primera obra en historieta de Martin Ameconi que, sinceramente, no conocía de nada. Nos encontramos con una pequeña historia ambientada en un viaje familiar de vacaciones a Mar del Plata en 2001, donde su protagonista vive un evento, que aunque no parezca muy importante, resulta altamente identificable con uno.
La figura central de la obra, que lo apodan Salva, luego de quedar marcado por la experiencia de asistir a un recital de Charly García (experiencia que le recomiendo a todo el mundo vivir al menos una vez, ya que realmente es algo único), va hallando, a través de encuentros, charlas, momentos de jolgorio, cargadas, y hasta mentiras, aspectos de su personalidad que lo van a ir definiendo en un futuro.
Parece una trama simple, pero también a la vez se convierte en un relato muy representativo de cierta etapa de la vida por la cual transitamos, en donde a través de la música y nuestros ídolos, vamos encontrando nuestro lugarcito en el mundo.
Con un dibujo en blanco y negro, varias paginas silentes que evocan momentos reflexivos o contemplativos y demuestran un gran manejo de la narrativa de la historieta por parte del autor, y editado por Criolla Editorial, realmente solo puedo concluir en que fue una muy grata sorpresa poder leer este año “la culpa la tuvo Charly Garcia”.
La Gloriosa Historia (Alejo Valdearena y Agustín Paillet) Maten al mensajero
(Por: Pablo Rescate)

A mitad del año que se va, el lanzamiento de La Gloriosa Historia fue una grata sorpresa, por tratarse de la primera colaboración (en historieta) entre el guionista Alejo Valdearena y Agustín Paillet como dibujante, lo que sin dudas era promisorio. El resultado no decepcionó: en la línea juvenil que la editorial Maten al mensajero viene cultivando, esta historieta de fantasía, aventura y humor tiene todo lo necesario para dar inicio a una saga o serie de entregas, para expandirse narrativamente a pesar de ser una obra unitaria, que cierra perfecta sobre sí misma.
El punto de partida será la huida del reino de la princesa Trea, cuando su padre, el inescrupuloso rey Chestibor II decide casarla con su sobrino Bogumir para sostener la dinastía. Sus caminos se cruzarán con el de Kasimir y Miroslav, un dueto de trovadores itinerantes con tendencia a ofender al público y meterse en líos. A lo largo de casi cien páginas, veremos al elenco rebelarse contra su prefijado destino y empeñarse en contradecir con sus acciones al relato oficial, ese que da título al libro. Como no podía ser de otra forma en una historieta de Valdearena, todo es llevado adelante a puro gag y diálogos súper dinámicos, que sostienen una trama con mucho texto, pocas escenas de acción, y una grilla bastante ajustada. Aún así, las viñetas de Paillet (en blanco, negro y mecánico gris) se lucen en el diseño animado de los personajes, las onomatopeyas y líneas cinéticas, y los trabajados fondos. Entre ambos han construido un mundo en el que es posible desarrollar otras tantas historias, hacia atrás o hacia adelante, incluso las de algunos personajes secundarios, hay muchas puntas sin resolver a lo largo del relato. Y también una obra con estética y personajes sumamente icónicos, con potencial para trascender de la viñeta y saltar a las pantallas.
Tras esta primera colaboración entre ambos autores, entretenida de principio a fin, sólo queda esperar la próxima, sea con estos personajes y en este mundo, o no.
La virgen de los 1000 amperios (Berliac) Deriva Editorial
(Por: Maximiliano Britos)

Si hay un autor “indie” que tiene su nicho de seguidores, es Berliac. Un autor informal, porque no hace manga pero tampoco sigue la escuela local. Fue mutando un montón, no es el mismo autor de Rachas ni de Sadboi. No es el mismo Berliac que en Laowai Tango. Este autor siempre evoluciona su estilo. Su claroscuro extraño de manga, su gekiga, sus viñetas contrapicadas impresionantes. He leído que Berliac considera que la experiencia hace que sus procesos sean más eficientes o simples (para él), y no va tanto de “aprender” a dibujar mejor o consolidar un estilo. Gracias Deriva Editorial por traer a nuestras bibliotecas este tipo de libros que no abundan en nuestro catálogo nacional.
El caso con “La virgen de los 1000 amperios” es muy singular. Es una antología de historias cortas editadas en Japón (andá a buscarla al ángulo) entre los años 2022 y 2024, según podemos aprender leyendo el prólogo de Pablo Ontivero… que está al final, pero son cuestiones de manga, y se agradece muchísimo que se mantenga y no volvamos a la era del oscurantismo y se espejen las páginas. Sí, Deriva nos hace leer de derecha a izquierda, como se debe leer.
El hilo conductor de estas historias, es una suerte de cyberpunk que se pasea entre escenarios rurales y escenarios de sociedad. Donde hay dilemas existencialistas que parecen chocar siempre: La Fe/lo religioso y la tecnología. Particularmente soy un enamorado eterno del cyberpunk, y no hay tanto del género como uno quisiera. Berliac en pocas páginas plantea preguntas, responde a medias otras, y te deja la pelota para que hagas el gol vos (o la pifies horrendamente).
En el libro vamos a encontrarnos con escenas sexuales explícitas. Y muy difícilmente uno no piense en Ghost in the Shell (si acaso lo leyó). Y no es una queja ni crítica negativa. Los lectores de manga vamos a encontrar personajes similares a otros conocidos. Dibujos muy ochentosos y noventosos, mezclados con tramas extrañas donde una frivolidad imperante ocupa la mayor de las atenciones.
¿Cuánto “Manga” argentino publicado en Japón vamos a encontrar? Esto no es solo para lectores de manga o gente que busca algo extraño. Es para gente que disfrute a un autor experimental que sabe romper el molde y traernos un trabajo tan exótico como cercano. Siempre voy a celebrar más Berliac, nunca es suficiente.
Love the Bomb (Nicolás Brondo) Cachengue Editorial
(Por: Maximiliano Britos)

Cachengue nació de Aleta Vidal con Nico Brondo. Y Este fue uno de los títulos abanderados. Y qué título.
Considero que Nico Brondo es sinónimo de Rock en la historieta. Pero es innegable que su personaje más icónico (perdón Machine, capaz en un tiempito más)… es Punk. Y sí, es la Chica Alien.
No puedo explicar la alegría que me dio este libro, por un montón de cosas. Primero porque es la vuelta de la chica Alien (“vuelta” entre comillas). Segundo porque todos los fans queríamos que la historia se agrande. Y vaya que así pasó. Vuelve ese universo que consideramos una basura distópica pero que cada vez se parece más a la Argentina real. La demanda social vuelve en forma de una legión de chicas alien que hablan y actúan por el ciudadano, enfrentándose a una policía que ya da asco de lo igual que es a la policía de Bullrich. Pero también hay chicas alien que simplemente están en contra del sistema. No son héroes, son resistencia. Y muchas, se organizan.
El retorno de Nico a la denuncia vuelve más sofisticado, con muchísimo más detalle en el dibujo y con un guion pensado para que no solo indaguemos al argumento, sino para que podamos odiar o identificar cosas que nos pueden poner incómodos y condenar de forma absoluta. Y no solo es un gion reaccionario. Porque si la primera chica Alien empezó su quilombo por un boludo que se propasó con una mina… imagínense acá, que la sociedad está en su punto más bajo, y donde una yuta desclasada es el brazo de la ley para mantener un statu-quo de miseria y control. Violencia por doquier y sin perder ese toque de gracia con sus personajes (desde los diálogos absurdos hasta la violencia gráfica), Love The Bomb no solo es una historieta genial con un arte hermoso. También es un manifiesto y hasta una advertencia de un futuro al que nos encaminamos si seguimos siendo serviles y funcionales al poder.
Citando mi reseña de junio 2025 sobre el libro: “Obviamente que la prota no es la chica Alien Original pero hereda sus “valores” (Algo así como V con Evey Hammond en V for Vendetta). Obviamente que la policía es una mierda, que hay más aliens organizados aunque no parezca, y que el próximo libro se va a ir a la recontra mierda. Los ciudadanos de bien no olvidan la brutalidad policial ni el abandono del gobierno, que seguramente sería libertario si lo trasladamos a la realidad. Y obvio que la chica alien original no tenía valores (y por eso antes escribí la palabra entre comillas). Era un agente del caos que se desató por un pelotudo que arruinó una noche. Un caos imparcial. Gracias a un pelotudo, se logró que la resistencia exista“.
En fin, por más chica alien y menos fachos.
Marea Roja (Federico Schujman) LocoRabia
(Por: Mauricio Fortín)

Otra sorpresa de este año, otra ópera prima, otra experiencia más que satisfactoria.
Federico Schujman nos transporta, a través de una paleta de colores muy diversa y un estilo de dibujo muy novedoso, a una Mar del Plata del pasado pero distinta. Como una Mar del Plata que pudo haber sido y no fue. Una ciudad en donde ocurren cosas extrañas, como pescadores que quedan ciegos por la exposición a los reflectores de los barcos, o un cuerpo que aparece en el mar y al ser desechado vuelve a andar.
En una trama donde hay que resolver un misterio que cruza muchos personajes de diversas características, en un ambiente de realismo mágico y con un gran manejo del uso de planos y silencios que ayudan a armar grandes escenas, ya sean de suspenso o de contemplación… Podemos decir que estamos frente a un autor que promete y mucho.
Misterios Conurbánicos (Rafael Curci y Varios Autores) – Comic.Ar
(Por: Danilo Guida)

Diez hermosas historietas donde el propio Rafa Curci se mezcla con personajes de ficción como Mikilo o Yilé; con santos populares como el gauchito Gil, la difunta Correa, o el temible San La Muerte; pasa una noche en una casa embrujada; se cruza con una bella sirena en Gerli; o con el mismísimo Jorge Luis Borges.
En el arte, participan Marcelo Basile, Tomás Goggiola, Carlos Dearmas, Sergio Ibañez, Javier Mattano, Edu Molina, Matías Muzzillo, Diego Rey, y Elmo Rocko.
Todas estas hermosas historias, vienen mechadas con artículos sobre la cultura, mitología, leyendas y más. Como si fuera poco, el guión de una desopilante función de títeres, un monólogo para teatro, y mucho más…
Pero pienso que este libro es, fundamentalmente, un acto de amor. En sus páginas, en sus historias, en su humor; se siente una reivindicación a esas calles, a esos barrios tan vapuleados por la indiferencia, la desidia, y el prejuicio.
Monarch (Mauro Mantella y Martín Tunica) Rabdomantes Editores
(Por: Maximiliano Britos )

Solo César Libardi (editor de Rabdomantes) puede editar en este contexto sociopolítico, un libro de 260 páginas a todo color, con un papel excelente y con un contenido totalmente cancelable página a página. Atención, este libro no es apto para menores bajo ningún concepto. Tampoco para gente sensible o de estómago flojo. Digámoslo como se debe: Monarch es la totalidad de las ideas retorcidas de Mauro Mantella, comprimidas en un libro, en una historia excelentemente dibujada por Martín Túnica y coloreada por Ramón Bunge. Pero creer que esas ideas retorcidas son siquiera legibles, es problema y decisión de los lectores. ¿Sangre? Sí. ¿Muertes? Montones. ¿Asesinatos, violaciones, torturas? Sí. ¿Superhéroes de laboratorio, MK Ultra, rituales, dioses oscuros, control mental? Adentro también. Con un toque de Miracleman y un final más Promethea, el guionista argentino que más leyó a Moore consigue traernos a papel ese webcomic que hace años podíamos leer en stonebot, ahora con una calidad increíble.
Considero que al que gusta de la Historieta, una vez tiene que leer a Mantella. O dos. Una para ver si le gusta y otra para saber si lo odia también. Pasaron muchísimos años desde el Hombre Primordial, pero se siguen viendo estos ensayos sobre nuestra sociedad (de mierda) y todas esas teorías conspirativas (más de una cierta, pero quién soy yo para hablar de eso acá) que solo perturban más o nos alejan de la verdadera fuente. Y muchos somos los que disfrutamos esta historieta, más cercana al comic yanki o británico, que a nuestra escuela local. Autores que hagan este tipo de obras no sobran, y eso ya hace que este libro sea bastante único entre sus pares. Un protagonista que es una suerte de Homelander muchísimo más calmado (un montón) entra en una búsqueda personal tras recuperar su albedrío. O algo así. Hay una red mundial que controla por medio de toda conspiración que se le pueda ocurrir a uno. Pero hay muchísimo más detrás de todo esto. El grupo de control humano es lo menos importante, cuando la escala de quilombo tiene una vara donde una guerra es puro chiquitaje. El origen del hombre, la cultura, los reptilianos, el infierno, muchísimo gnosticismo y la necesidad de explicar todo y que cuadre… Resumir esta obra me parece no solo complicado, sino reduccionista. Es un paseo por todos los fetiches de Mantella y toda la sci-fi dura conspirativa que está de moda. Pero eso no deja al esoterismo, religión u ocultismo de lado. Y esto, entre varias cosas más, hacen que sea uno de los grandes libros de este año.
Pandemonia (Diego Agrimbau y Gabriel Ippóliti) Hotel de las Ideas
(Por: Mauricio Fortín)

La nueva obra de la gran dupla de la historieta argentina actual. Agrimbau e Ippoliti. Ya con escuchar esos apellidos debería alcanzar para entender de qué estamos hablando.
Otra vez no decepcionan, al contrario, nos vuelven a sorprender. Esta vez con un relato que nos traslada al inframundo, en donde nuestro protagonista, un experto en coaching y liderazgo positivo, llega sin entender el motivo. Pero intentará, a su forma (sonriendo, engañando, hablando mucho sin decir nada) salirse con la suya.
En un relato donde, además, queda muy bien representada la burocracia que nos rodea a todos, vamos a poder disfrutar de la maestría en el detalle, la sintonía fina, los cambios de planos, la secuencialidad, los diálogos y hasta las expresiones que manejan estos dos maestros de la historieta, no solo argentina, sino internacional.
Solo me queda agregar que ya estoy esperando con que nos van a sorprender nuevamente.
Telec+ster (Aleta Vidal) Cachengue Editorial
(Por: Maximiliano Britos)

Final de la lista (y sólo por empezar con la letra T) con el debut de la gran Aleta Vidal en su primera historieta como autora integral. Y la descose. ¿Qué decir de esta gema que fue el debut de la editorial Cachengue junto con Love the Bomb de Nico Brondo?
Tenemos una historia en dos tiempos. Los protagonistas comparten un pasado con tragedia incluida. Es simple y por la portada, podemos imaginarnos por donde viene el asunto. Porque después de todo, cuando empezamos a leer, conocemos a todo el elenco de personajes, y en el futuro… uno de ellos no está. Bah, sí está, pero con una apariencia distinta. Y la telecaster es el ancla del personaje de Inés. Sí, con spoilers la cosa, pero juro que con la portada sacamos las mismas conjeturas. Cuestión que como lectores, estamos esperando el momento del quilombo, queremos saber qué pasó para que los personajes estén en las circunstancias que están en el presente… Y descubrir qué es lo que “sigue” pasando. La razón. Hay un toque de misterio, de cotidiano, de slice of life, de tragedia, de juventud y de cuasi-cuarentón que extraña su adolescencia (excepto las cagadas a piñas, quiero creer).
Aleta nos da todo lo que queremos, y encima con un dibujo afiladísimo, donde se nota mucho que hace la composición que se le canta y no la que le pide un guion. Sin embargo, algo que ya sabrán mis lectores, es que amo cuando un dibujante narra con su dibujo, y acá tenemos secuencias con acción, persecución, una que otra piña… y hasta una escena imperdonable para cualquier ser humano que tenga mascotas (y no diré más). Es un gusto tener este tipo de libros que no abundan en los estantes de historieta argentina. Es un hallazgo enorme poder leer un libro de estas características y disfrutarlo sin tener que quejarse, sin hincharse los huevos o aburrirse. El ritmo es un gran amigo del lector, tenemos diálogos muy calcados, seguramente, de la juventud de Aleta (no tengo pruebas físicas pero tampoco dudas) que nos representan como argentinos (más a los porteños, quizás). Hay frescura y credibilidad, no son acartonados. Personajes muy distintos entre sí y súper expresivos, acción en cada página, nada de monólogos y explicaciones para entender lo que pasa. Con un estilo muy personal para el diseño de personajes y sus expresiones, vestimentas, voces… Aleta no fue por el facilismo de comprar al lector con alguna boludez de moda, con nostalgia (¡y mirá que hay!) o con una temática recurrente (no hace zombies en el 2005). Un gran debut como autora integral. Y un gran año para la historieta, en parte, gracias a ella. Por más Aleta, por telec+ster 2 o por stratoc+ster. Lo que sea, pero más de Aleta.
Con esto cerramos nuestra lista. Podrían haber sido 25, podrían haber sido 30. Pero fuimos por 20, y nos costó un montón el recorte. Brindamos con todos nuestros lectores por un gran año de Historieta Argentina, y que el 2026 nos encuentre con más historietas, más autores y más genialidades. Legado de Orfeo firme junto a todos los que hacen y consumen historietas.
