La novedad 2023 de Los Aspirantes Ediciones, próspero sello nacional con sede en Villa Constitución, fue una sólida obra orientada al público adulto que se inscribe de lleno en la comedia dramática, con sendos toques de humor negro, gentileza del guionista nicoleño Fede Baert y el artista rosarino Matías Di Stéfano, a cargo de la faz gráfica, complementada con grises del también editor, Leo Cabrera. Los Hijos de Jesús, que había sido previamente serializada de forma digital desde el ya clásico E-Zine de Locorabia en Behance hace unos años, llega al papel en un bonito libro de 64 páginas, B/N y gris, impreso en formato 24×17 cms. que cuenta con una buena portada de Marcos Vergara, más un prólogo escrito por Ernesto Parrilla.
CANCIÓN PARA MI MUERTE
El argumento de este hábil grotesco, que cuenta con una estructura dividida en cinco capítulos de estrictas doce páginas cada uno, se ambienta en la época contemporánea, enfocándose de lleno en una familia muy peculiar que habita una anónima localidad de provincia, cuyos integrantes comienzan a morir extrañamente. Uno tras otro, bajo particulares circunstancias. El detonante de esta seguidilla de trágicos decesos es la inesperada presencia del viejo y deleznable Jesús, quien decide retornar a su ciudad natal sin previo aviso, luego del fallecimiento de su infortunada ex-mujer, víctima de un curioso asalto bancario (en ocasión de cobrar su jubilación).

Ha pasado una década desde su repentina partida, tiempo en el que no tuvo contacto alguno con ninguno de sus cuatro hijos, hoy treintañeros. Obviamente, la tensión que genera este imprevisto retorno no tardará mucho en manifestarse, eclosionando de distintos modos al interior del grupo familiar. Y es que tanto la liberal Ester, el religioso Diego, la depresiva Graciela y el delincuente Facundo, encontrarán insoportable esta nueva y forzada convivencia con su misántropo progenitor. Lo que todos ignoran es que, a partir de esta vuelta, Jesús pretende solucionar (muy a su manera) ciertos errores del pasado.
Completan el inestable clan, a modo de necesario elenco secundario, la veterana abuela materna, de 105 años de edad (de la que nunca sabremos el nombre), la ciclotímica tía paterna Patricia, vecina del barrio, y el arisco perro Garompa, pequeña pero salvaje mascota que padece un hambre voraz, en todo momento.
POLAROID DE LOCURA ORDINARIA
Quienes hayan leído otros trabajos de Baert, estarán al tanto de las muchas incorrecciones políticas de la que es capaz su prosa. En tal sentido, no será una sorpresa este libro. Que incorpora, sí, el hecho de que esta vez, el habitual protagonista cínico y enajenado tan caro a su obra, es (o ha sido) padre de familia. La exploración de los vínculos familiares, entonces, se convertirá en eje central del relato. El guión aprovecha eso, presentando una galería de personajes sumidos en diferentes miserias cotidianas.
Párrafo aparte merece el impredecible y perverso Jesús, con quién es imposible empalizar de modo alguno, al conocer las sucesivas atrocidades mediante las cuales irá sometiendo, invariablemente, a sus familiares. En tal sentido, los ácidos diálogos son una herramienta argumental más, utilizados eficazmente desde el vamos. Después, cabe destacar que para cuando llega el final, la sórdida trama todavía reserva una última y ocurrente vuelta de tuerca, que resignifica los eventos previos.

En lo que respecta al dibujo, la labor de Di Stéfano puede calificarse como correcta, cumpliendo sin descollar dentro de una línea de estilo sobradamente probada para este tipo de historias. De hecho, se repite por enésima vez el recurso gráfico de utilizar los rasgos físicos del propio Baert para delinear al protagonista, en lo que bien puede interpretarse como un guiño a su público lector. Cabrera complementa muy bien desde los grises, que agregan una necesaria profundidad a los lápices, redondeando hacia arriba la faz artística toda. Pasando en limpio, estamos frente a otra novela gráfica sumamente transgresora, que se despeja bastante de aquel juego autobiográfico que proponía El Rey de la Historieta. Una lectura no apta para espíritus sensibles, que no dejará a nadie indiferente. Material en la línea de la trilogía de Roberto, un tipo de mierda, escrita y dibujada por Marcelo Dupleich, o el filoso Fernando Baldó de Hostil y abyecto, aunque con otro norte y objetivos, claro está. Provocadora y divertida, sin medias tintas.
Una respuesta
Muy buena reseña.
La leí hace unos meses y la verdad me dejó bastante frío.
Por momentos me parecía que el guionista estaba canchereando a ver cuán más zarpado se podía poner sin realmente ninguna finalidad más que esa, la de cancherear con lo extremo. Ojo, me gustan las historias “sin moraleja” pero esta en particular… No sé, me pareció medio simplona. Y el arte, creo que el estilo es lo que más me echó para atrás. Esta misma historia, con el arte de Baldó capaz era otra cosa.