En Mundo Lovecraft, se reseñarán y/o analizarán historietas que tengan relación con el gran escritor de terror H.P. Lovecraft (1890- 1937). Adaptaciones, ficciones, tributos… Bienvenido al mundo del maestro de lo indescriptible.

“¿Cómo sería nuestro mundo si las criaturas imaginadas por H.P. Lovecraft fueran reales? Con esta premisa se construye esta novela gráfica, que mezcla la historia real del escritor de Providence con una fantasía onírica y aterradora. Guion de Hans Rodionoff adaptado al comic por Keith Giffen, e ilustrado por Enrique Breccia.” – Extraído de la contratapa del la edición de Hotel de las Ideas.

En esta ocasión, valiéndome de la reciente y flameante edición argentina de Hotel de las Ideas, toca escribir sobre esta genialidad de libro Lovecraftiano.

Libros que aborden a Lovecraft y sus trabajos, hay de sobra. Libros que hablen sobre la vida de Lovecraft, también. Sin embargo, un guion de película (Hans Radionoff), adaptado a guion de comic (Keith Giffen) y magníficamente ilustrado (Enrique Breccia), llama la atención, mínimamente. El gran Enrique siempre tiene algo nuevo que mostrarnos, ahora o hace 20 años. Unas acuarelas extrañas donde se visualice su concepción del horror cósmico, me tienta desde el día 1. Pueden venderme una trama inexistente, que si tiene los dibujos del gran Enrique y encima me encuentro con un prólogo del gran John Carpenter, estoy sumado. Bien, ya tienen mi atención por completo. Con esta subjetividad aclarada, paso a explicar por qué me gustó el libro y lo siento como un artículo indispensable en una biblioteca del amante del comic nacional, o del amante de Lovecraft.

YO FUI LA PROVIDENCIA

Este relato no adapta una obra de Lovecraft. No adapta una idea de Lovecraft. Adapta la vida de Lovecraft, usándolo como personaje central y protagónico. La vida del genio que concibió los mayores horrores cósmicos de nuestra literatura. Adapta la caída en la locura de una persona un tanto singular, y las licencias, ficticias para el desarrollo de la trama, son excusadas por su caída en la locura. La locura más enferma, en la que el último bastión entre el miedo al mundo de lo ajeno y nosotros, es justamente él. O eso al menos quiero pensar al terminar de leer el libro, del que no quiero dar detalles argumentales ni ponerme a hacer un recuento de guiños o quejas bibliográficas significantes según historiadores. Esa no es ni de cerca la gracia de este libro, que no se vende como biografía sino como ficción. Porque hablar de una adaptación puede ser más fácil si tenemos otro material como punto de referencia, pero aquí, siento, mato la gracia del relato.

¿Quién no habrá oído alguna vez que el Necronomicón realmente existe, y que una de las copias está bajo llave en la Universidad de Buenos Aires? Por supuesto que esto viene del imaginario de Lovecraft. Pero lo que no viene de su imaginario lo encontramos en este particular comic, donde él es el guardián del terrible grimorio escrito por el Árabe Loco Abdul Alhazred en Providence (Providencia), la capital de Rhode Island, al noreste de Estados Unidos.

Víctima de una niñez complicada, Lovecraft sufre una reconstrucción biográfica que simula ser un espejo de su prosa de las tinieblas. La idea argumental funciona, y como libro basado en la obra del gran creador del horror cósmico en la literatura, también. Aunque lo que más brilla es sin duda alguna el arte.

EL ATAQUE DE LOS IMPOSIBLEMENTE ADJETIVADOS

Los Antiguos (o Primordiales, depende qué editorial/idioma/versión lean), son estas criaturas que están más allá de la humanidad, no son ni buenas ni malas, son más antiguas y les resultamos insignificantes. El verdadero horror de la existencia de estos seres se debe a la insignificancia que representamos ante ellos, de lo mucho que superan nuestra percepción por lo que ni siquiera podemos entenderlos o, mucho menos, percibirlos. Apenas si podemos intentar limitarlos para que nuestra mente pueda procesar de forma lógica sus impronunciables nombres, fallando y conduciéndolos a la locura. Esto quizás es lo más extraño de la obra de Rodionoff: aquí nos cruzaremos con fuerzas del mal intentando invadir nuestro mundo, con planes poco concluyentes pero que giran en torno al protagonista que puede evitar dicha invasión. Como fan de Lovecraft, esto es criticable, pero comprendiendo la locura (la real locura de un relato probablemente real en la mente del escritor), tiene sentido que sus fantasmas hayan sido inmortalizados como algo superior, y no como monstruos que lo perturbaron desde niño.

Como punto a favor, encuentro que este libro es completamente disfrutable para alguien que apenas sepa quién fue Lovecraft y no haya leído sus libros (o leído poco). Otro punto a favor, es una linda galería y exposición, un bello homenaje a los fanáticos, incluso a aquellos que jugamos el juego de rol de Call of Cthulhu y vivíamos al borde de los puntos de sanidad.
Como punto en contra, no suma nada al otro tipo de fanático, el elitista que ya no puede sorprenderse con nada (y hasta incluso darse el gusto de criticar el largo de un tentáculo de Shoggoth). Lovecraft hay demasiado, y un guion que se nota que fue hecho para presentar una película, en un medio como el comic depende 100% de un artista supremo para no hacer humo.
Y por suerte, no hace humo.

[…]”A fin de cuentas, la única persona que podría decirnos con seguridad si esta es o no una obra de ficción es el propio Howard. Pero conjeturo que, si él estuviera acá… diría que desde la primera hasta la última palabra son ciertas”. – John Carpenter, 2023.

SOBRE LA EDICIÓN

Con 144 páginas a color, en un formato 17 x 23 cm y tapa Rústica con solapas, contamos con una edición de lujo. La traducción está a cargo de Mauro Golfier. Revisión por Hernán Martignone. Diseño y diagramación: Juan Damián Correa y Javier Hildebrandt.

Teniendo una edición en Inglés (la cuál seguramente sea puesta en venta por contar con esta maravilla nacional), les digo que esta versión no tiene nada que envidiarle. Es más, la supera. La saturación de los colores es excelente, la traducción impecable. No hay mucho que agregar excepto seguir festejando que Hotel de las Ideas nos presente material de tan alta calidad y que nos traiga una versión nacional con arte de nuestro Enrique Breccia, un autor imprescindible con un gran faltante en nuestras tierras y bibliotecas. Siempre, de mi parte, se agradece más del inmenso Enrique.

Nos leemos en la próxima columna de Mundo Lovecraft.