Rodolfo Santullo (México D.F. 1979) es uno de los autores más prolíficos de la escena contemporánea, qué duda cabe. De un tiempo a esta parte, su producción de guiones historietísticos es directamente proporcional a la presencia que ostenta en el mercado argentino. Bien ganada, por cierto. En la práctica, esto quiere decir que nunca hay solo un nuevo libro suyo dando vueltas por las comiquerías, siempre son dos -o hasta tres- por año. Claro que el dato en cuestión, que no sorprende a nadie, únicamente contempla volúmenes dedicados a obras completas de su autoría.

Pero, ¿qué pasa con todos aquellos unitarios gestados a lo largo de casi dos décadas, junto a un infinito listado de ilustradores de aquí y allá, que supieron integrar distintas publicaciones y/o revistas antológicas? Pues bien, no hace mucho, el portal gcomicsonline comenzó a recopilarlos digitalmente en forma gratuita. Como es costumbre, una vez terminada su serialización, los editores Gonzalo García Rodríguez y Cata García, se encargaron de realizar la edición impresa del material. En Agosto pasado y bajo el título ‘Sueltos’, llegó al circuito de comiquerías nacionales un voluminoso tomo de 212 páginas, B/N, formato 25X18 Cms. con una gran portada de los Silva Bros, conteniendo 34 autoconclusivos enrolados en los más diversos géneros.
Greatest Hits

Colaboran con el guionista en estos relatos, de variada extensión (entre una y diecinueve páginas): Guillermo Hansz (Montevideo, 1979), responsable de ocho simpáticas narraciones, ilustradas bajo la consabida influencia de la línea clara francobelga; Matías Bergara (Montevideo, 1984), dúctil ilustrador en once historias muy disímiles entre sí, que le permiten adoptar varios ropajes estilísticos, siempre en función de la trama; Richard Ortiz (Montevideo, 1975), junto a Ignacio Calero y en solitario, con dos contundentes policiales donde despliega trazos de influencia norteamericana, referenciando al gran Tony Harris.
Siguen Andrés Silva (Montevideo, 1986) y Leonardo Silva (Montevideo, 1979) para un argumento con trasfondo histórico-sobrenatural muy bien resuelto gráficamente; Leo Sandler (Rosario, 1974), en dos fantásticos guiones, que permiten apreciar su dominio sobre distintas técnicas artísticas, Pato Delpeche (Buenos Aires, 1988), con un redondo autoconclusivo de tintes mafiosos, que exhibe su faceta más funny; Dante Ginevra (Buenos Aires, 1976), en dos logradas tramas costumbristas de una página cada una, empleando muy bien la clásica grilla de nueve cuadritos; Jok (Buenos Aires, 1974), para un unitario desarrollado con tiras readaptadas que abordan un mítico barrio porteño.
Es el turno de Facundo Percio (1973), quien emplea carbonillas en otro guión de corte histórico, con ecos de la Segunda Guerra Mundial; Roberto Goiriz (Asunción, 1961), para una emotiva narración ambientada en Paraguay durante la Guerra de la Triple Alianza; Gabriel Ciccariello (Montevideo, 1981), en un truculento argumento que transcurre en un bosque, donde abundan la tensión y el terror; Lisandro Estherren (Paraná, 1980), con la historia más extensa del volumen, un narcocorrido propio del México contemporáneo; y Damián Couceiro (Rosario, 1983), trabajando grises con aguadas para dos entregas de una prometedora serie inconclusa, ambientada en tiempos del Virreinato del Río de la Plata.
With a Little Help For My Friends

Durante la presentación del tomo, que tuvo lugar en la decimotercera edición de Crack Bang Boom, el autor reconoció sentirse mucho más cómodo trabajando desde el formato novela gráfica que con el unitario. Aclarando que ello obedece a la exigente labor creativa que demanda este último. Dado que su concepción en sí misma, requiere de mucha planificación, tanto en la situación contextual de la que se parte para el desarrollo de la acción, como en la construcción de los personajes. Por no hablar del consabido clásico giro final, destinado a sorprender al lector. Consideraciones que contrastan, de algún modo, con su brevedad característica.
En tal sentido, esta impecable compilación de autoconclusivos, leídos en su conjunto, brinda la posibilidad de descubrir los ‘yeites de estilo’ característicos del escriba uruguayo. Variados, sí. Y recurrentes también. Los diálogos, por ejemplo, constituyen decididamente un punto fuerte entre el arsenal de recursos narrativos desplegados. Los argumentos ‘de época’, también, representan otro apartado en el que se mueve muy bien. Asimismo, Santullo siempre parece encontrar al dibujante indicado para cada unitario, mérito para nada menor, cabe destacar. Sobre todo, si se considera la cantidad y variedad de subgéneros abordados en estas páginas.
A propósito de ello, otro de los logros del volumen, atribuible a los editores, tiene que ver con el orden de lectura propuesto. Iniciando con relatos cuya característica sobresaliente es el humor costumbrista-paródico, al margen del tono y entorno puntuales que aborden. Paulatinamente, el recorrido va incorporando sucesivas capas de oscuridad, sea mediante dramas de corte histórico, historias fantásticas o de ciencia ficción y policiales decididamente negros. Esta alternancia temática está muy bien pensada, balanceada de modo que el acto de leer nunca se torne repetitivo o aburrido, inconveniente muy común en las antologías.
La traslación a grises, por su parte -mucho de este material fue publicado originalmente a color-, está estupendamente realizada. En la misma línea, el hecho de incorporar bordecitos verticales con los créditos autorales en la página inicial de cada trabajo, termina siendo otro detalle que suma a la -impecable- factura técnica del tomo. Pasando en limpio, Sueltos es una más que recomendable opción si lo que se busca es buena historieta. Volumen apto para propios y extraños a la obra del siempre interesante Rodolfo Santullo.