Distrito Tezuka: Dororo
“El dios del manga”, “el Walt Disney japonés”, “el padrino del manga y el anime” son algunas de las maneras en que se conoce al mangaka Osamu Tezuka. A a partir de esta primera entrega de la columna “Distrito Tezuka“, iremos reseñando (en lo posible, una vez al mes y sin ningún orden en particular) las obras del maestro que sin lugar a dudas cambió e influyó para siempre, no solo a la historia del manga, sino también al comic/historieta universal.
¿Con qué arrancamos?
Dororo de Osamu Tezuka

Contexto
En esta primera ocasión nos centraremos en la obra “Dororo” (どろろ), que fue publicada por primera vez en la revista Shūkan Shōnen Sunday (de temática shonen) entre el 27 de agosto de 1967 y el 22 de julio de 1968, donde se canceló y finalmente se le dio un cierre, en tan solo cinco capítulos, en la revista Bōken’ō de la editorial Akita Shoten.
Al momento de analizar la obra de Osamu Tezuka, se habla siempre de dos etapas del autor bien marcadas. La primera, que tiene un carácter infantil y cómico, donde aparecen obras como Astroboy, La princesa caballero, o La Isla del tesoro, que fueron aquellas que despegaron la carrera y fama del mangaka. Y una segunda de carácter adulto, donde aparecen las tragedias, crímenes y dramas más propios del género gekiga (muy fuerte en aquellos fines de los 60s y principios de los 70s en el manga japonés).
Pero, en este caso, nos encontramos con una obra particular, ya que podría decirse que se encuentra a mitad de camino entre una etapa y otra, porque combina aspectos de ambas, donde claramente se ve que el autor estaba experimentando con un nuevo estilo que más tarde explotaría.
Introducción
En este manga, nos ubicamos en la Era Sengoku (戦国時代 Sengoku jidai, lit. periodo de los estados en guerra, c. 1467 – c. 1603), el cual fue un largo período de guerra civil japonesa previo a la unificación del país bajo el shogunato Tokugawa. Este período es famosamente reconocido y representado en muchas obras artísticas como una época llena de tensión social, pobreza, hambruna y conspiraciones entre los distintos feudos que provocaron diversas guerras muy cruentas, donde los principales damnificados eran los ciudadanos a pie. Esta época está muy bien representada en Dororo, ya que nos muestra los horrores que se podían observar en ese momento histórico, como la pobreza extrema, la orfandad, los asesinatos violentos y hasta los poderosos aprovechándose de los más débiles. No solo agrega un tono fantástico, a través de los yokais o espíritus tradicionales de Japón, muy propios de las creencias antiguas que se tenían en aquella época, además deja ver cierta influencia por parte del autor con respecto a las obras que produjo en los años 60 Shigeru Mizuki.

Nuestros protagonistas son: Dororo, un niño huérfano, ladrón, bastante bardero, que se autodenomina “el mejor ladrón de Japón”, y Hyakkimaru (百鬼丸), un joven ronin que nació sin nombre, mal formado, sin órganos internos ni extremidades y sin rasgos faciales debido a que su padre, el daimio (大名 daimyō) Daigō Kagemitsu selló un pacto con cuarenta y ocho (48) yōkais para que su territorio sea próspero. Al poco tiempo del nacimiento del niño maldecido, la madre de este, para salvarle la vida de su propio padre que decidió matarlo, lo deposita en una cesta y lo arroja al río.
Poco tiempo después, este niño es encontrado por el Dr. Jukai, un médico chamán que, por la pena que le provoca la criatura, decide criarlo como si de un hijo se tratase, otorgándole su nombre.
El chamán, dándose cuenta de que el niño puede comunicarse a través de un sexto sentido, lo educa y enseña para poder hablar a través de la mente. Luego le confecciona unas prótesis que le permitirán llevar una vida un poco más normal, pero con la particularidad que, debajo de estas, coloca katanas para que pueda pelear y defenderse de los peligros del mundo.
Al pasar los años, diversos yokais atacan a Hyakkimaru y a su padre adoptivo, por lo cual, este llega a la conclusión que lo que buscan estos espíritus tiene que ver con el origen misterioso de su hijo, por lo tanto, una vez que Hyakkimaru es mayor, le aconseja que se vaya de viaje para averiguar su origen y encuentre un lugar en el que pueda ser feliz.
Cuando estaba comenzando su aventura, una misteriosa voz advierte a Hyakkimaru de que 48 demonios robaron 48 partes diferentes de su cuerpo y que, para recuperarlas, deberá encontrarlos y derrotarlos a todos.
Con esta formulación, Tezuka nos presenta una obra que mezcla la aventura, la venganza, la fantasía, la comedia y la acción.
La obra
Lo primero que resalta en la obra es el diseño de los personajes, ya que mezcla los diseños típicamente reconocibles de Tezuka, influenciado por Disney, con diseños de yokais extravagantes que a veces resaltan lo horripilantes que son o alguna característica extraña que poseen, que generalmente tienen que ver con sus habilidades para luchar.
Con respecto al planteamiento de la página que nos ofrece el autor, generalmente arranca cada episodio con una única viñeta con mucho detalle en un plano general(en donde el maestro demuestra toda su habilidad para el dibujo), para luego seguir con un planteo de 5 a 6 viñetas por página y da cátedra de narración en viñetas.
En las escenas de acción, las cuales son muchas y se disfrutan muchísimo, y siempre es protagonista Hyakkimaru, el autor usa distintas combinaciones de planteamiento de la página, con viñetas poco convencionales, lo que produce sensación de velocidad, acompañadas de silencios u onomatopeyas que representan los sonidos de los golpes o movimientos de los personajes (o alguna extremidad cortada). Todo esto, además, le agrega más densidad a la escena, ya que nos hace sentir que realmente la batalla es a vida o muerte, con graves lesiones de por medio, y se disputa con toda seriedad.

Los momentos cómicos, que son protagonizados generalmente por Dororo, también son de una gran calidad, ya que con algunos diálogos cortos o gags físicos rompen los esquemas de las viñetas que uno está acostumbrado a leer en el manga más mainstream. Aunque a veces, estas escenas, se sienten un poco descolocados en el momento de la narración que se está planteando, ya que, en ocasiones se pasa de algo muy serio o incluso triste que se nos está narrando, a algo muy burdo sin ningún sentido.
Otras cosas que me llamaron muchísimo la atención leyendo este manga fueron que: en una ocasión se puede interpretar que Dororo rompe la cuarta pared, ya estando solo, escucha una voz que le habla y este responde preguntando si es el autor, como siendo consciente que es un personaje de un manga que tiene un autor que lo controla y lo observa. Lo cual yo creo que Tezuka lo hace en manera de chiste para los lectores, pero igual me parece algo muy rupturista por lo meta de la escena. Lo otro es que en algunos momentos, ya sean de accion o comedia, los personajes parecieran romper las “calles” o “gutter” entre viñetas, lo cual para la época en que fue publicada la obra demuestra un carácter muy vanguardista, y que es otra muestra más de la gran influencia e importancia que tiene Osamu Tezuka en la historia de la historieta. Por otra parte, el autor en ocasiones nos plantea varios anacronismos intencionados como que Dororo parafrasea a Atom, el protagonista de Astroboy, o hace referencia a platos de comida o productos populares japoneses del siglo XX, o a los hippies de los 60s, y hasta aparecen referencias a otros mangas de la época.

Lo único que le podría criticar a esta obra es que, en algunos muy contados momentos, hay viñetas muy pequeñas con mucha información en ellas. Por ejemplo cerca del final luego de un par de páginas que se leen muy fluidamente, aparece una viñeta pequeña que cierra la escena en donde, hay un personaje en primer plano, otros dos personajes en segundo plano realizando una acción y dos globos de diálogo, lo cual, al momento de leerlo, contrasta demasiado con lo visto anteriormente.
Por otra parte, podría decir que el final se siente un poco forzado y abierto, pero es entendible teniendo en cuenta que el manga fue cancelado a pedido de la revista, y por suerte el autor al menos pudo darle un cierre.
En definitiva, podemos decir que Dororo, aunque no entraría entre las más grandes obras del maestro ( que es difícil, porque tiene muchas y muchas muy buenas) es un buen punto de partida si nunca antes leiste una obra del “Dios del manga”, como una cita obligatoria si ya sos fan de este, ya que guarda dentro de sí, todas aquellas características que conforman la obra de Tezuka, tanto en el aspecto del guión como en el dibujo y logra que la disfrutes, te entusiasmes y hasta en momentos te conmuevas con sus personajes.
Publicaciones
La editorial Vertical publicó en el 2008 una traducción al inglés del manga en tres volúmenes. Esta edición ganó el Premio Eisner en la categoría Mejor edición estadounidense de material internacional-Japón en el 2009. Posteriormente, dicho material fue recopilado en un solo volumen de 848 páginas con mínimos cambios. Dichas ediciones fueron las únicas posibles de conseguir de esta obra durante mucho tiempo en un idioma más cercano a los lectores de este lado del mundo. Ya que aunque, en el 2009 la editorial Dolmen planeaba publicar una edición en español, esta nunca se concretó.
Tiempo después la editorial Debolsillo del Penguin Random House Grupo Editorial publicó la edición en español del manga en el 2016 en un solo volumen.
Finalmente este 2025 la editorial Planeta la volvió a editar en un único volumen, formando parte de la colección Osamu Tezuka que viene lanzando dicha editorial los últimos años.
Adaptaciones
A pesar de no ser de las obras más populares de su autor, tal vez deba ser de las obras que más veces fue adaptada a otros medios.
Primero se adapto en un anime de 26 capítulos, el cual, el piloto con el que fue vendido fue lanzado a color, pero el resto de la animacion fue producida en blanco y negro. Fue creado por Mushi Productions (la productora de animación creada por Osamu Tezuka) en 1969. Esta serie ayudó a que el manga, luego de ser cancelado, pueda ser relanzado en la revista Bōken’ō, ya que había vuelto a crecer el interés por la obra, aunque al final dicho interés decayó y se decidió terminarla.
Mucho tiempo después, en 2007, se produjo una aceptable película en acción real (Dororo, 2007) dirigida por Akihiko Shiota y ganadora del Premio Orient Express-Casa Asia a la Mejor Película Asiática en el Festival de Sitges 2007.
Ambas adaptaciones no respetan y cambian el final que se vio en el manga.
En 2019, a través de la plataforma de streaming Amazon Prime, aparece una nueva serie animada, que constó de 24 capítulos, y que es más fiel al manga original y respeta su final, aunque se permita agregarle un epílogo que ayuda a darle un cierre más satisfactorio a la historia.

Reversiones
Sumado a las adaptaciones de la historia de Dororo y Hyakkimaru también pudimos verla en otras reversiones mucho más modernas y realizadas por otros autores.
En La leyenda de Dororo y Hyakkimaru ( japonés :どろろと百鬼丸伝,), nos encontramos con una reversion de la historia original. Es serializada en la revista Champion Red, de la editorial Akita Shoten desde octubre de 2018 y va por su doceavo volumen publicado en la actualidad. Está escrita y dibujada por Satoshi Shiki y nos muestra, obviamente, un estilo muy distinto al de Tezuka. Más moderno y apoyándose mucho más en las escenas de acción, sin tantos momentos cómicos. Lo particular de esta obra es que muy rápidamente nos “arruina” una sorpresa del argumento que en la obra original “se descubre” cuando estamos cercanos al final.
La otra reversión de la que tengo conocimiento es la de Atsushi Kaneko, “Search and Destroy”, que presenta una atmósfera más oscura y de ciencia ficción. Este manga, además de contar con edició local por Utopia, ya tiene una reseña en este mismo sitio, por lo tanto no veo necesario explayarme mucho más sobre esta obra.
Muchas gracias por su atención y nos veremos, esperemos que más pronto que tarde, en una nueva reseña de otra obra del genio indiscutido de Osamu Tezuka.