Recomendamos lecturas navideñas comiqueras. ¡Les deseamos Feliz navidad desde Legado de Orfeo!

Recomendaciones: Lecturas Navideñas

Desde el Staff brindamos con ustedes, dejándoles nuestras lecturas de comics favoritas con temática navideña. En esta ocasión, las recomendaciones s vienen de la mano de los miembros del Staff Maximiliano Britos, Nicolás Taramasco, Matías Zeta, Aníbal Berrey, Pablo Rescate y Facundo Vázquez.

Sin más…


Fables #56: Jiminy Christmas (Bill Willingham y Mark Buckingham)

Por: Maximiliano Britos

Bill Willingham creó todo un universo en torno a personajes de fábulas (Fables). Y en este número navideño de su consagrada serie, correspondiendo a navidad del 2006, Santa Claus aparece. Sí, es una fábula, no hay duda. Con arte de Mark Buckingham, la revista en cuestión no deja nunca de transmitir una atmósfera navideña. Hermoso resultado. Pero yendo puntualmente a la trama, nos trasladamos a algún momento incierto del pasado, donde nuestro queridísimo amigo Jack intentó robar un tesoro muy preciado de Santa: La lista de los chicos malos y buenos (the naughty and nice list en el original), que claramente, abarca a todo el mundo. Conociendo a Jack, lo hacía para poder exprimirle dinero vendiéndolo, bajo la interesantísima y elaborada (no) teoría de que cualquier criminal tuvo que haber sido malo de chico, y por ende, poder vendérselo a gobiernos del mundo
para prevenir crimen y similes. En fin, estupideces de Jack.

Pero lo más interesante del número, pasa con la familia Wolf: Bigby, Snow y sus hijos esperan la navidad. La tía Rose viene de visita y, mientras pasa tiempo con sus sobrinos, les cuenta un pequeño secreto: si te encontrás a Santa cuando viene a dejarte los regalos, podés hacerle una pregunta, que va a tener que responderte. Pero el precio de ello, es no recibir regalo ese año. ¿Qué le preguntarían a Santa de tener la chance? Uno de los chicos va a lograr saciar su curiosidad. Pero yo no lo voy a hacer, van a tener que leer el número para saberlo. Es algo que muchos de nosotros ya conjeturamos o quisiéramos realmente saber o preguntarle, si creyéramos que existe. Bah, si es una fábula existe…¿no?

Hawkeye (2012) #6: Six days in the life of… (Matt Fraction y David Aja)

Por: Matías Zeta

Un cómic que da en el blanco.

Querido Papa Noel: Sé que no me porte tan bien este año y tal vez te estoy pidiendo mucho. Quisiera pedirte un comic, pero no cualquier comic:  uno que no sea parte de una saga o cruce entre distintas colecciones, uno que no me haga sentir que me estoy perdiendo de algo, sino que soy parte de él. Sé que es difícil condensar todo eso en tan solo 22 páginas, pero creo que hay uno que lo logra:

Six Nights in the life of Hawkeye.

A pocos comics del nuevo siglo le cabe el título de clásico moderno: Hawkeye de la dupla Fraction-Aja es sin duda una serie que se gano ese titulo a pura genialidad, indagando en la vida diaria de Clint Barton: cuando no está en su faceta superheroica, mostrándonos como es como vecino, como mentor, como hermano, como dueño de un perro que ama las pizzas.

Costumbrismo, humor, una narración exquisita, unos personajes secundarios que desbordan carisma, unas portadas para tatuarse o estamparse en alguna remera, la serie fue un regalo para los que seguimos superhéroes casi por inercia, un verdadero soplo de aire fresco que nos recordó que se pueden hacer historias increíbles y memorables en el género sin que el mundo esté en peligro o con alguna amenaza multiversal de por medio.

La serie tan sencilla como Clint y tan certera como uno de sus disparos de flecha tiene números autoconclusivos que hace que uno termine con una sonrisa de oreja a oreja en cada historia.

El número nos muestra una semana previa a la navidad de Clint Barton, pero con la temporalidad desordenada, un recurso narrativo que logra que uno preste más atención a los sucesos que se van contando, desde Tony Stark ayudando en casa, hasta escaramuzas contra A.I.M junto a sus compañeros Avengers, desde una posible mudanza, reuniones de vecinos, hasta Kate Bishop (que comparte no solo el nombre de batalla sino también la serie misma), quien le recordara que aun sin máscara hay que ser uno de los buenos.  

 Éste es uno de esos números redondos, que hace que uno se vuelva a enamorar de este mundo de capas, poderes imposibles, colores brillantes, gente volando y…  un tipo parado en la puerta de su hogar con un arco y una flecha listo para defender a los suyos.

Hellblazer #49: Lord of the Dance (Garth Ennis y Steve Dillon)

Por: Nicolás Taramasco

Tengo un problema con John Constantine. No me malinterpreten, es un peronaje fantástico y no me molesta que en los últimos años lo hayan hecho bisexual y le hayan dado poderes a lo Harry Potter. El problema con John Constantine es que… nadie lo escribe como Garth Ennis. Entre 1990 y 2010, el irlandés tuvo 20 años de oro: Hellblazer, Preacher, Hitman, The Boys… Lo que pasa con Ennis es que los mejores momentos de sus obras no son cuando un cowboy mata a Satán o cuando le están sacando las tripas a un superhéroe. Es lo que pasa en el medio. Sus mejores escenas siempre transcurren un bar, el santuario en el que un grupo de amigos pueden buscar un momento de alegría en medio de un mundo hostil y sin sentido.

Lord of the dance” es el número #49 de Hellblazer. Es un capítulo de navidad, con fantasmas y todo. Son las cuatro de la tarde y Constantine todavía no le compró un regalo a la mujer que ama, ¿qué hay más humano que eso? Entonces conoce a un espectro que le habla sobre cómo el cristianismo se cagó en la alegría de las bacanales paganas para convertirlas en una formalidad para que veas a tu familia una vez al año. Y después van a un bar. Creo que es uno de los mejores comics sobre la festividad porque enseña el verdadero significado de la navidad: no significa una mierda, mientras estés con tus amigos y tengas una cerveza en la mano. Feliz navidad a todos. Chin-chin.

Lobo Paramilitary Christmas Special & Lobo/The Authority: Jingle Hell (Keith Giffen\Alan Grant\Simon Bisley)

Por: Anibal Berrey

Uno de los principios fundamentales del czarniano es el compromiso que tiene con sus contratos. Incluso si su objetivo es, sorpresa, Santa Claus. ¿Y quién en su sano juicio querría que despachen al barbudo? Bueno, el conejo de pascuas y la industria de huevos de pascuas, que han sufrido un bajón de popularidad y responsabilizan al pobre Santa.

La resistencia de los elfos es fútil. Las armas de juguete no hacen mella alguna al cazarrecompensas, que se divierte despachurrándolos. Pero el plato fuerte es el enfrentamiento con el gordo. Eligen las armas, como corresponde en los duelos, y el resto es historia. 

El especial paramilitar de Lobo termina allí, y es una historia más de ficción como tantas. Hasta que Jenny Quantum entra en contacto con ella y gracias a sus poderes cuánticos, la convierte en realidad. Van al polo norte para demostrarle que no es real y bueno, se encuentran con los cuerpos y ruinas de lo que alguna vez fue la morada de Santa y los Elfos. Por su lado, el czarniano es contratado para vengar la muerte de Dios, a manos de Authority (y si les resulta raro, vayan a leer Authority YA).
¿Qué encontré en estas historias de navidad como para destacarlas? Bueno, la violencia, qué más puedo decir. Ver a Lobo hacer lo que se le canta y luego medirse con Apollo, Midnighter y Hawksmoor. Si bien Bisley está lejos de su mejor nivel en la segunda historia, es una buena dosis de acción y diversión buena y sana. Si, tan sana como ese atracón que te pegás el 24 a la noche, que sabés que no fue sano o bueno, pero lo disfrutaste como un campeón.

Sin City Silent Night (Frank Miller)

Por: Facundo Vázquez

De más está decir que Sin City fue una de las mejores cosas que le pasó a la industria del cómic norteamericano de los noventa. Arranca en 1991, serializando en Dark Horse Presents la historia que después conoceríamos como “El duro adiós”. Esa primera historia estableció el universo ficcional de la serie, terminó de definir el estilo (que en los primeros capítulos todavía se parecía bastante al de “Elektra Lives Again” y posteriormente, se decantaría cada vez más hacia la mancha y los grandes bloques de negro) y presentó el personaje más querido por los lectores: el gigantesco Marv.

En los años subsiguientes, se publicaron varias miniseries, historias cortas y números unitarios hasta llegar a noviembre de 1995 y el especial navideño (muy poco navideño) que nos ocupa.
“Silent Night” es una historia prácticamente muda. Tiene un solo globo en veintiséis páginas, de las cuales veintitrés, además, son splash pages. Con esto en mente, comprenderá quien no conozca la obra que (a pesar de lo que la extensión podría llevar a suponer) la historia es sumamente breve: Marv se hace pasar por cliente de unos tratantes de personas. Cuando confirma que tienen secuestrada a la nena que está buscando, mata a los malos y la rescata. No hay Papá Noel, arbolito ni reno Rodolfo. Los únicos elementos que permiten incluirla en nuestra selección anual de historias navideñas es la fecha de publicación, el título (primer verso del popular villancico que en castellano traducimos como “Noche de Paz”) y la intensa nevada que cae durante todo el episodio.

Dos perlitas. Para 1995, ya existían muchas historietas mudas pero cuando Frank Miller experimenta, siempre va un paso más allá y, en este caso, le sacó incluso los textos a la portada. Es decir que este número no tiene en la tapa los datos de la editorial ni el precio, no dice el nombre del autor ni el de la serie y dependía exclusivamente del pequeño dibujo de la esquina inferior derecha para que los lectores lo reconocieran (y compraran). La revista, además, está dedicada a la memoria de Hugo Pratt que había fallecido ese año. Una muestra más de que si Miller llegó a ser el genio inconmensurable que fue, es, en parte, debido a que siempre tuvo la mirada atenta y la cabeza abierta a las influencias de los grandes maestros que existían fuera del panorama yankee.

El Último Recurso #2: Un cuento de navidad (Lubrio y Kundo Krunch)

Por: Pablo Rescate

Yo no soy muy entusiasta de la navidad, la verdad. Lo comprobé al repasar la biblioteca (y mi memoria) al buscar infructuosamente una historieta alusiva para emprender estas líneas. Ya me estaba bajando de la movida, hasta que el señor Britos (más que oportuno) sugirió la solución: nos quedaba nada menos que El Último Recurso. Y claro, me había olvidado de este segundo tomo de la saga porque, más allá del subtítulo (Un cuento de navidad), lo que nos cuentan Lubrio y Kundo Krunch (guionista y dibujante responsables) ocurre circunstancialmente en contexto navideño, pero podría no haber sido así y funcionar de todas formas. De hecho, no hay mayores anclajes navideños desde lo narrativo, ni en los diálogos ni en los fondos (más allá de la portada y una genial doble página en la que vemos el interior de un shopping atestado de niños endiablados meando a Papá Noel y un árbol de navidad ardiendo). Y está muy bien, porque si conocés a este equipo de antihéroes, sabés que más que noche de paz y amor, será noche de tiros, sangre, vómito y mala leche. Pero es la agente Prisca la que pone la estrella sobre el pino, al descubrir que las misteriosas desapariciones cuyo rastro siguen están relacionadas con el proyecto Pigmalión: “un fantasma de las navidades pasadas”, sintetiza. En este punto, Lubrio se luce indagando en el pasado de los personajes en dos niveles simultáneos: este segundo volumen comienza justo donde concluyó el primero, pero en apenas seis viñetas nos remonta a una aventura anterior, y a través de la misma, se narran sucesos que ocurren aún más atrás y que no sólo explican contra qué se enfrentan, también dan pistas acerca del origen del grupo. ¡Peor!, cuando termina el largo flashback navideño y el final nos devuelve al comienzo de este segundo libro, nos damos cuenta de que Lubrio y Kundo nos mantuvieron entretenidos (y a buen ritmo) sin haber avanzado un centímetro hacia adelante, y con alto cliffhanger.
En definitiva, esta es mi historieta navideña recomendada. Ah, y a los Reyes Vagos pediles el tomo siguiente, porque El Último Recurso te deja bastante manija.

Yapa: Starman #27: Christmas Knight

Por: Maximiliano Britos

Este número forma parte de nuestra columna de números inmortales. Un gran retrato sobre lo mundano de la navidad en las calles cortesía del genial James Robinson con Steve Yeowell.

(…) Creo que James Robinson quiere mostrarnos que la navidad se trata de esto, algo que ya se desligó de la simple fiesta religiosa, pero que pesa en todos nosotros, ya sea como tradición o excusa. Y juega mostrándonos dos realidades muy distintas que terminan en una convergencia: porque todos sabemos lo que es la navidad y todo lo que se pueda predicar sobre ella, pero anular o desmeritar una realidad no exalta otra, ambas son reales. Pero hacerse cargo que la navidad es de y para todos, es un tema más difícil. Y el maestro supo plasmarlo de maravillas en este número, que considero de lo mejor que se puede ofrecer en navidad…
Para leer la reseña completa sobre este gran número, pueden entrar al siguiente Link:

¡Feliz navidad para todos!

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