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Entrevista a Federico Reggiani
Entrevista a Federico Reggiano, aprovechando la presentación en sociedad de "Libros del Cosmonauta"

Entrevista a Federico Reggiani

Cuando yo cursaba la carrera de Letras en la Universidad de La Plata, en el hall central del edificio viejo de Humanidades, había una gran mesa atendida por los chicos del centro de estudiantes donde se vendían libros de las diferentes carreras… y también fanzines. En uno de esos fanzines que compraba religiosamente y llevaba por título El Mogolejito, leí por primera vez el nombre de Federico Reggiani, sin sospechar que tiempo después se convertiría en uno de los guionistas centrales de la historieta argentina.

Facundo Vazquez— Hola Fede. ¿Cómo andás? No te preocupes que no me voy a remontar tan atrás en el repaso por tu carrera. Sí me parece central referirme a algo que pasó más de diez años después y fue Autobiógrafo la tira semanal que hiciste con Fran López y que fue el puntapié inicial de esa enorme movida que significó “Historietas Reales“. Contanos qué representó para vos.

Federico Reggiani— ¿Cómo ando? ¡Muy impresionado de que hayas leído El Mogolejito! El recorrido de lo que uno hace es imprevisible. Justo ayer estaba ordenando cajas con restos de diversas intentonas editoriales que hice en mi vida, y acomodé melancólicamente los últimos ejemplares de esos fanzines…

Historietas Reales: Para mi fue el momento en que sentí que de verdad estaba haciendo historietas. Antes había hecho algún fanzine y había empezado un proyecto más ambicioso pero todavía sin expectativa de publicación, que era Vitamina Potencia. Pero HR me dio una continuidad de publicación. Creo que eso nos pasó a muchos: era casi como si fuéramos colaboradores de una revista, a la vieja usanza. Siempre digo que nos permitió tener un modo de producción, algo que la desaparición de las revistas nos negaba y el fanzine no nos ofrecía. Entonces pasaron unos años y me di cuenta de que había aprendido muchísimo del oficio, de que tenía “obra” hecha, y de que tenía una sociabilidad en el mundo de la historieta, como si hubiera participado de una redacción. Eso más allá de lo más importante, que es un grupo de amigos.

Los dos recopilatorios de Autobiógrafo con dibujos de Fran López.

FV— Antes de HR, ya habías tenido algunas colaboraciones con Ángel Mosquito, pero fue después de eso que se afianzaron como una de las duplas inseparables de la historieta actual. ¿Cuántos libros juntos hicieron? ¿Cuántos tienen inéditos todavía?

Federico Reggiani— Si no me olvido de nada hicimos juntos: La Mueca de Dios; Vitamina Potencia y Tristeza en FierroLos visitantes del agujero del comedor en Maten al mensajero revista; Treinta Millones directo para libro en La CúpulaRoque & Gervasio y un puñado de historias sueltas, cortas. Inéditos, por suerte, no tenemos casi nada (las historias cortas, no más, que tendría que releer para ver si me siguen gustando). Mosquito tiene, sí, las tiras y páginas que publicó en diarios, hay un filón ahí para cualquier editor. De ahí minamos La invasión de los hijos de Vega, que era una especie de novela escondida, pero hay mucho más. 
Digo por suerte porque es bastante frustrante tener inéditos.

FV— ¿Cómo es la relación que tienen en lo creativo y en lo personal?

Federico Reggiani— Con Mosquito a veces parecemos un matrimonio (cuando Mosquito lea esto…). Somos muy amigos, y eso es genial para trabajar juntos, siempre y cuando tengas mucho respeto por lo que hace el otro (¡si no sería una pesadilla!). Mosquito me parece un narrador increíble: es tan bueno que a veces no se nota, porque se vuelve invisible y parece que la historieta ocurriera en tu cabeza. Espero que él tenga una buena opinión de mí.
En cuanto al método de trabajo, casi siempre las ideas, en diverso grado de “cierre” (algunas más detalladas, otras menos), vienen de él. No sé si es porque tengo pocas ideas o porque Mosquito no les da pelota a las mías.
Solemos conversar muchísimo lo que estamos por hacer. Borges decía una frase muy linda para burlarse de un relato: que “no está imaginado del todo”. Así que tratamos de imaginarlo mucho, no sea que Georgie se me enoje. Entonces cuando arranco a escribir está muy masticado el asunto (de hecho, suele no cambiarme casi nada del guion). No tanto los detalles del guion, los hechos concretos, sino el “mundo” en el que sucede.
Con Roque & Gervasio van a salir como regalo a los primeros compradores unos folletos (un manual para astronautas, una lista de biografías, un manual de exobiología), que alguna vez recopilaremos como libro. Y todo ese material es el mundo de Roque & Gervasio. Me gusta haber pensado cosas que después no se dicen nunca en la historieta publicada, pero le dan una especie de densidad secreta.

FV— ¿Te sentís raro trabajando con otros dibujantes? ¿Sentís que tenés que modificar tu forma de trabajar o que tenés que explicar cosas que Mosquito ya te interpreta sin necesidad de que se las expliques?

Federico Reggiani— Creo que lo ideal (si se puede) es que un guionista piense en el dibujante específico. Incluso en lo más básico: preguntarle “¿qué te gusta dibujar?” Total, de verdad me da lo mismo escribir una cosa que otra, y casi te diría que me gusta más escribir cosas que jamás hubiera encarado si trabajara solo. Me acuerdo que un día estaba charlando con Kwaichang Kraneo de hacer algo juntos y me dijo “Batallas, caballos corriendo”. Algo rarísimo, los dibujantes le suelen escapar a semejantes monstruosidades. Y a mí no se me hubiera ocurrido nunca hacer una historieta histórica. Y salió “Patria”, una serie inconclusa que hicimos en Fierro.
Supongo que cuando no le escribo a Mosquito describo más… Aunque tampoco escribí tantos guiones para otros. Se ve que soy bastante monógamo.

FV— No sos uno de esos guionistas que encuentra un género en el que se siente cómodo y de ahí no se mueve. A lo largo de tu carrera nos paseaste por el género “autobiográfico”, realista, invasión extraterrestre, space opera, futuro post apocalíptico, viajes en el tiempo y otros ¿Considerás que hay algo que conecta a tus obras y podría considerarse “tu estilo”? ¿Hay ciertas fórmulas o al menos una estructura de trabajo a partir de la cual partís para escribir tus guiones?

Federico Reggiani— El estilo es en general una serie de prohibiciones que uno se impone. Las mías: trato de ser lo más visual que puedo. No me gustan las historietas “literarias”. Si quiero leer literatura, leo literatura… Y no me gusta que parezca “artístico” o pretencioso. 
¡Ojo! Soy ultra pretencioso. Si uno no pretende hacer la mejor historieta de la historia del universo, no veo para qué tomarse el trabajo (por plata te aseguro que no es). Pero esa pretensión creo que tiene que venir de ideas, de estructuras, de recursos historietísticos, no de frases pomposas.
Otra cosa que me preocupa es pensar los diálogos y la distribución en viñetas con una lógica rítmica. Quiero que las historietas tengan un ritmo.
No sé si hay algo más.
Fran López me dijo una vez que en general escribo personajes agradables. Eso puede ser, me cuesta imaginar gente desagradable, y al final puede ser un facilismo: volcar todos los defectos que a uno se le ocurran en un personaje. Y tampoco me gusta hacerles daño. Detesto matar personajes.
Sobre los temas… cualquiera viene bien y, como te decía, me gusta especialmente encarar temas o géneros a los que no hubiera ido por mi cuenta. Con Mosquito hemos ido recorriendo todos los tópicos de la ciencia ficción clase B: invasión extraterrestre, postapocalipsis, viaje en el tiempo, conquista de planetas… nos falta zombies, mundos paralelos y alguno más. De la ciencia ficción me gusta especialmente la irresponsabilidad. TODO puede pasar, uno puede concentrarse en inventar.

Álbumes en colaboración con Ángel Mosquito

FV— Sinceramente, y siguiendo tu obra desde El Mogolejito tengo que confesar que cuando anunciaron la nueva editorial Libros del Cosmonauta lo tomé como una broma más de esas a las que nos tenés acostumbrados. Los heterónimos. Los personajes ficticios cumpliendo roles editorialas… todo parecía apuntar en esa dirección.
Ahora, con cuatro libros publicados, tuve que replanteármelo y aceptar que la mano viene en serio.
Contanos un poco qué es Libros del Cosmonauta y como fueron planeando toda esa estrategia de promoción tan original.

Federico Reggiani— ¡Uh! ¡Ahora tenemos que convencer al público de que somos reales! Mi vida parece una novela de Dick.
La idea de Libros del Cosmonauta surgió en principio por la necesidad de darle un vehículo a un proyecto concreto, que es Roque & Gervasio. La lista de títulos de la contratapa no es un chiste, queremos hacer todos los que podamos antes de morirnos. Son cuarenta, ahora en agosto esperamos sacar el segundo, “El lado de afuera del cosmos”, que está casi listo. 
Y no podíamos embarcar a un editor en semejante locura… 
Como los libros necesitan compañía, y editar es un vicio, sumamos más. Algunos libros son nuestros, algunos son de heterónimos, pero tenemos en carpeta editar a más gente. Por ahora, además de Roque & Gervasio, estamos con la Colección Astronave, que busca combinar el espíritu de los libros de bolsillo de kiosko, del pulp, pero escritos con elegancia. Es un formato que me gusta mucho, tiene la extensión justa, es muy placentero de hacer y de leer.
Salieron dos novelas de Ian Giger, y en breve sale un ultra clásico de la ciencia ficción. 
En cuanto al tono de las promociones y de la editorial en general… La solemnidad es muy aburrida, y me encanta la idea (muy de Mosquito) de ficcionalizar todo.

FV— Creo que una de las características que distinguió sus libros en un mercado editorial bastante saturado es el diseño gráfico de las portadas. A pesar del tamaño tan pequeño de Roque y Gervasio: Venganza Vegetal, ese primer libro llamaba la atención en seguida en cualquier mesa de cualquier librería. ¿Es parte de su línea editorial? ¿Es algo de lo que se propusieron desde el principio?

Federico Reggiani— Me pone muy contento que me digas eso. Aún existiendo el digital, creo que el libro impreso todavía se justifica por varias razones. Una, para nada menor, es la belleza. Un gran amigo de toda la vida (tengo un gran talento para conseguir amigos talentosos) es Eduardo Karakachoff. Uno de los que hacía El Mogolejito. Edu es un gran diseñador gráfico, y lo que está haciendo con Cosmonauta es hermoso. (Además es un dibujante buenísimo, hizo ─con Fernando Lanza, el tercer Mogolejito, para cerrar el círculo─ Febo Asoma, un libro que sacó Maten al mensajero hace unos años y que recomiendo a los gritos).
Y sí, la idea es que los libros sean visualmente coherentes y que uno quiera tenerlos en la mano, y releerlos. 

FV— Es al menos curioso que teniendo un editor local con el que están trabajando desde hace años (ya está anunciado el segundo tomo de Vitamina Potencia editado por Maten al Mensajero) y habiendo abierto la puerta al mercado español (La cúpula publicó primero La Calambre de Mosquito en solitario y después 30 millones de la dupla) e italiano (con la publicación de Tristezza) hayan decidido en simultáneo comenzar su propio proyecto editorial. ¿Sentís que hay cosas que la autoedición te brinda que no podés lograr trabajando con otra editorial? ¿O simplemente producen tanto que el circuito tradicional no llega a absorber tanta genialidad? (Risas)

Federico Reggiani— Como te decía, en buena medida tiene que ver con el carácter un poco demente del proyecto de Roque & Gervasio. Y la ansiedad por ver las cosas editadas lo más rápido posible una vez que se terminan: cuando uno se edita, los tiempos los maneja uno. Si producís más rápido que el tiempo editorial, se te vuelve una necesidad.
Al margen, editar es algo que me encanta. Y estamos tratando de hacerlo con la mayor seriedad posible, queremos que dure, que los libros circulen.

¡La oferta editorial de Libros del Cosmonauta crece en proporción algebraica! 

FV— Y ya que estuve hablando de un mercado saturado de títulos y de la apuesta que significa arrancar con una editorial nueva te pregunto ¿Qué visión tenés del mercado de la historieta argentina actual? Supongo que optimista dado que acabás de fundar una editorial. 

Federico Reggiani— La verdad es que no tengo una “visión” del mercado. Estoy atento a lo que sacan otras editoriales, compro libros que me gustan, miro qué hacen. No sé si hay una saturación. Si comparás los lanzamientos mensuales de historieta con los de literatura, vas a ver que es minúsculo. También, probablemente, el circuito de lectores es minúsculo. Soy bastante optimista como modo de encarar la vida, pero en cuanto a editar soy de un optimismo muy realista: queremos construir de a poco algo sustentable que me permita editar libros (míos o ajenos) que quiero que existan. La idea es combinar nuestros libros con libros que uno quiere ponerle frente a los ojos a los lectores al grito de: “No te pierdas esta maravilla”. 
Como hoy es posible adaptar las tiradas a la escala del asunto, podemos apostar a ir creciendo de a poco…

FV— Otra característica que llama la atención de Libros del Cosmonauta es que vienen ofreciendo un catálogo con 50% de historieta y 50% de literatura. Algo que también relaciona su proyecto con el de las otras dos editoriales que los publicaron antes, Llantodemudo y Maten al Mensajero. Teniendo en cuenta que la literatura es parte de tu formación, de tu trabajo y de tu vida, ¿Sentís la necesidad de producir y publicar literatura? ¿Considerás que influye en tu forma de escribir historieta o encarás los procesos creativos de forma radicalmente diferente?

Federico Reggiani— No había pensado lo de Llanto o de Maten/La Parte Maldita… ¡Qué cosa!
Como editores, nos parece lindo mezclar, porque editamos “Ciencia ficción”. Historieta, literatura, si pudiéramos hacer películas también haríamos.
Además, creo que somos de una generación que se crió leyendo dos proyectos editoriales geniales: la editorial Minotauro clásica y la revista El Péndulo (que era en sí misma una mezcla de gráfica y literatura).

Influye. Claro, que yo escribo y leo de las dos cosas, aunque escribir literatura e historieta me parecen actividades muy distintas. Está la construcción de la trama, pero después el problema de la lengua es distinto, los ritmos son distintos. Hay cosas que son muy naturales en un lenguaje y muy artificiales en otro (la primera persona es súper normal en literatura, la “cámara subjetiva” es un artificio). 
Hace años le pasé una novelita a Rodrigo Terranova, el dibujante, y me dijo: “Pensé que podíamos pensar una adaptación, pero esto es inadaptable”. 

FV— Hoy están disponibles el primer volumen de Roque y Gervasio, El efecto Phobos, Los gusanos gigantes de la Luna y La invasión de los hijos de Vega ¿Cuáles son los próximos proyectos que tienen en carpeta?

Federico Reggiani— En la segunda mitad del año (agosto o septiembre) salen Roque & Gervasio: el lado de afuera del cosmos y un clásico hermoso en la colección Astronave (juro darte la primicia en breve). 
Para el año que viene tenemos al menos un tomo de Roque & Gervasio (si no recuerdo mal, toca “¡Han plegado a Roque!”, y eso si no nos agarra la locura y lo publicamos también este año) y la primera novela de Gini ReganEl asteroide de Carne. Gini es una ama de casa de Wisconsin que escribe ciencia ficción pornográfica, aunque nosotros vamos a sacar versiones para toda la familia. Y hay un par de proyectos de historieta de gente que no somos ni Mosquito ni yo, pero por cábala no puedo adelantar nada.

FV— Muchas gracias, Fede.

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