“Nosotros” de Diego Pogonza
En julio de este año, Primavera Revólver publicó Nosotros, la primera novela gráfica que tiene a Diego Pogonza como autor integral. Se trata de la sexta entrega de la cada vez más recomendable Colección Trouz de la que ya hemos reseñado Mirame de Diego Agrimbau y Tomás Aira.
Se trata de un libro tremendamente spoileable y, por lo tanto, difícil de reseñar pero lo intentaremos.
Un guion inesperado
En 2009, cuando Seth Grahame-Smith escribió Pride and Prejudice and Zombies (metiéndole zombies a la clásica novela de Jane Austin), no vamos a decir que descubrió la pólvora pero sí que logró abrir una ventana por la que entró un gran soplo de aire fresco al mercado editorial. Lo innovador y desenfadado de su propuesta se tradujo en un éxito de ventas instantáneo, una adaptación cinematográficas y casi se podría decir la creación de un nuevo género.
La siguiente novela del autor fue Abraham Lincoln, vampire hunter, en la que en lugar de basarse en un texto literario de dominio público, lo hacía en un personaje histórico súper reconocido. Otro éxito editorial y otra adaptación a la gran pantalla.
El tema es que los éxitos nunca son suficientes para la industria y cada veta que surge tiene que explotarse hasta poder extraerle hasta la última gota de dólares. Así se sucedió una oleada de títulos de calidad muy irregular que llegó a saturar el mercado y al público para, finalmente y como era predecible, acabar derrumbándose a causa de su propia hipertrofia.
Podríamos pensar que Nosotros pertenece a este subgénero de la ciencia ficción y la ucronía pero presenta una gran diferencia respecto de los antecedentes que acabo de citar: Las dos novelas de Grahame-Smith explicitaban la desviación propuesta respecto de la historia original desde el título y la ilustración de portada. Ahí estaban los zombies y los vampiros.
Pogonza, en cambio, nada anticipa y juega a proponer un pacto de lectura para después traicionarlo al mejor estilo de Robert Rodríguez en From Dusk Till Dawn.
De hecho, yo venía siguiendo con mucho interés el avance del libro en las redes del autor y hasta el día en que lo tuve en mis manos y lo empecé a leer, estaba convencido de que era una ficción histórica sobre Facundo Quiroga.

Y así comienza: Mientras Quiroga se enfrenta a las tropas de Lamadrid en Tucumán, Rosas tiene un encuentro con el cacique Calfucurá en Choele-Choel. El restaurador sabe que, cuando la guerra entre unitarios y federales por fin se termine y los blancos dejen de matarse entre ellos, van a buscar otro enemigo e, inevitablemente, su codicia y ambición de poder los hará avanzar sobre el territorio de los pueblos originarios.
Hasta ahí puedo contar sin arruinar las sorpresas que depara la obra. Solo diré que la trama da un rápido giro hacia la ucronía que se desarrolla de manera tan coherente y efectiva que no pude soltar el libro hasta no llegar a la última página. Y aún entonces quería seguir leyendo porque la historia deja todo servido para una continuación.
De hecho, para no dejar al amable lector con la duda (y para no quedarme con la duda yo), me comuniqué con el autor quien confirmó que en su mente tiene varias continuaciones pero ninguna certeza de si será posible plasmarlas.
Un dibujo extraordinario
Aunque mucho no pude explayarme respecto del guion, sí puedo decirles que el dibujo le compite mano a mano en espectacularidad.
El estilo de Pogonza es una rareza en un panorama en el que cada vez más predomina la economía de recursos y la síntesis. El artista se aleja de la representación icónica tan en boga en la que se supone que lo visual solo debe comunicar con claridad y piensa al dibujo como un signo más que puede reducirse a la mínima expresión con tal de que transmita el significado previsto.
Diego, en cambio, abunda en detalles, en matices, en infinitos grises de aguada con algunos detalles digitales que no opacan nunca el trabajo en soporte tradicional sino que se integran orgánicamente.

Cada viñeta de este libro, además de ser vehículo de un mensaje, es una oportunidad de disfrutar de una experiencia estética… una pequeña obra de arte.
Es cierto que ese estilo implica una apuesta porque se corre el riesgo de que algunos cuadros resulten algo estáticos pero también es cierto que cuando se gana la apuesta, el resultado es deslumbrante. E incluso cuando se pierde, estar frente a un trabajo tan personal y diferente, compensa de sobra algunas faltas de dinamismo o naturalidad en las posturas.
En resumen: una sorpresa más que grata dentro del panorama de la historieta argentina actual, una obra que no veíamos venir y sería una pena que pase inadvertida porque tiene méritos más que suficientes para estar entre las mejores del año.
Perdon, pero me meto a opinar criticamente. (Me hicieron cambios en mi PC y no se donde esta el acento ni muchos otros simbolos de ortografia).
Casi paso de largo y perderme el escrito de Facundo Vazquez ya que la presentacion de la pagina no tiene, en absoluto, sabor a historieta. Y la palabra Orfeo, debido a mi poca erudicion, me lleva a temas de la musica. Soy limitado y lo lamento.
Me hubiera gustado, para saber mas del estilo de relato, que hubiera por lo menos alguna pagina donde poder ver alguna secuencia.
Y no estaria mal saber algo de Diego Pogonza, por ejemplo la edad, donde vive y algun que otro dato de este potencial autor.
Lo digo de puro chusma que me reconozco.
Gerardo.
Gracias por la sugerencia Gerardo. Implicaríamos que ya recordaba la página (que no ha cambiado de diseño desde su concepción) ya que ha comentado previamente en otras entradas e incluso Facundo lo entrevistó para este mismo sitio web.
¡Saludos y gracias por comentar! Le haremos llegar su crítica al diseñador.