De niña había muchas fechas que esperaba con ansias, pero mi favorita era el cumpleaños de la señora del 5°C
Dolores Alcatena nos presenta una sencilla, breve y profunda obra bajo el sello de Deriva Editorial.
El último trabajo de la joven autora no tiene animales extraños pero sí algo de realismo mágico. “La señora del 5°C” es una historia corta en formato revista engrampada 17×24, que ronda las 25 páginas, portada a color y cargadas de viñetas en blanco y negro con esos manchones, tramas, fibrones y equilibrios entre la luz y la oscuridad muy característicos en sus historietas, pero que se ven (aun más) perfeccionados en esta ocasión.
Argumento
La trama es muy simple de resumir: tal y como da inicio la presente reseña, una de las fechas favoritas de nuestra pequeña protagonista, es la del cumpleaños de la señora del 5°C, Juana.
Una niña yendo al cumpleaños de una señora mayor en el edificio. Otros niños festejando. Caramelos (feos). Son las 7 de la tarde, la fiesta termina.
Y así como la fiesta termina, los años pasan, la vida sigue, y los motivos de festejo… tienen distinta relevancia dependiendo de la edad de uno.

Escondidas, Mancha y generala
En un principio no estaba seguro qué tipo de historia iba a encontrarme. Y es que el estilo y la narrativa de las primeras páginas, nos dirige por una atmósfera oscura que podría tranquilamente retratar un Hansel y Gretel en el asfalto con un toque de Cinema Panóptico de Thomas Ott. Un barroco moderno hermoso. Y la sorpresa del realismo mágico, la nostalgia y la melancolía que terminás llevándote, es una cosa completamente distinta.
¿Cuándo dejamos de festejar nuestro cumpleaños?
No todo lo que brilla es oro. Y no todo relato, ha de carecer de profundidad solo por su extensión. En este caso, no necesitamos una invitación para festejar, pero luego olvidamos los festejos, y terminamos sin tenerlos. Es una idea tan sencilla que poco nos detenemos a reflexionar, pero al igual que el paso del tiempo, las cosas cambian, y a veces, necesitamos volver a esos tiempos donde todo era más simple.

Hay una sensibilidad con la que puede identificarse el lector en mayor o menor medida, es un excelente juego para suspirar, rememorar y pensar en el paso del tiempo y la complejidad de nuestras vidas. Porque todo puede cambiar, aunque el caramelo siga teniendo el mismo gusto horrible hasta el final. Porque aunque sea horrible, ese gustito nos puede trasladar al lugar en el que queremos (o necesitamos) estar.
Una hermosa historia que se lee en pocos minutos. Y que puede ser releída varias veces para viajar. Porque aunque mañana es mejor, como recitaba el gran Luis Alberto, mirar lo bueno del pasado, y quizás lo poco complejo que era cuando niños, es necesario.