“La culpa la tuvo Charly García” de Martín Ameconi
Pasás por una comiquería, ves un libro que dice “Charly García” y no podés evitar agarrarlo. La vanguardia es así. Esa fue mi breve historia de encuentro con esta historieta, opera prima de Martín Ameconi por Criolla Editorial. Después de leer el título, reconocí al personaje de la portada al instante. Era Salva. A Martín, muchos, lo conocemos de antes, y no por la historieta, sino por sus animaciones.
Animaciones Salvajes
Animaciones Salvajes es una serie web de Martín Ameconi. Un espacio para los fans de la música. Entre fragmentos de entrevistas y breves animaciones que las traen a la vida nuevamente (suelen durar 30 segundos), hay un dejo de nostalgia y humor que nos interpela. Salva es una suerte de alter ego del autor, este personaje con máscara de zorro, que se cruza con figuras de la música en distintas situaciones para ilustrar un fragmento de audio, entrevista o canción. Entre pequeñas declaraciones o fragmentos, visitamos genios como Charly García, Luis Alberto Spinetta, Gustavo Cerati… pero también a monstruos como David Bowie, John Lennon, Miles Davis o Thom Yorke.
Y de paso, les dejo el link a su canal de Youtube: https://www.youtube.com/@Elbailedelossalvajes/featured recomiendo fuerte el compilado del Flaco Spinetta.
Cuando conocí la serie, con el tiempo conocí más sobre el autor. Y ni hablar con el boom de esta historieta, donde aparecieron varias entrevistas interesantes para leer. Supe que Martín ha sacado discos y que es docente de música. Que en pandemia arrancó con el proyecto de Animaciones Salvajes. Que abrió un recital de Fito Páez en Rosario con uno de sus cortos. Que lo contrataron de Warner España para un videoclip de “Pero Igual” de Andrés Calamaro. Que cuando Criolla Editorial le propuso sacar un libro, él optó por una historieta. Esta historieta. Y que cuando leyó “Lo salvaje” Pablo Vigo, lo contactó para que le enseñe, y Pablo lo acompañó durante 2 años, tiempo que llevó concebir la obra en cuestión (Igual a Pablo lo menciona una vez abierto el libro, tanto no sum Que sus influencia más directa siente que son Jeffrey Brown, o “El ombligo sin fondo” de Dash Shaw, entre otros.
Pero entonces, ¿de qué trata esta historieta?

Érase el año 2001, en Mar del Plata…
Esta historieta tiene de protagonista a Salva. Pero un Salva adolescente, de pelo largo.
La historia de cómo, en un viaje familiar a Mar del Plata (como todos los años), conoce la música de Charly García y se obsesiona, decidiendo basar su personalidad en él. Quiere aprender a tocar el piano, porque haber podido ir a un concierto de Charly le cambió la vida.
Ubicado a finales del año 2001, una época compleja en la economía y política argentina, Salva va a clases de piano y tiene una compañera mayor, que será su gran primer amor. Este año, como todos, vuelve a Mar del Plata, y ya se está organizando planes, que podrían involucrar cruzarse con su compañera de piano en la playa.
Viaje a la costa, conocer gente… tocar en un barcito (¿toca realmente?). Conflictos con la familia… clásicos conflictos entre un adolescente y sus padres.
La idea de esta obra, sin ir más lejos, es contar una ficción, con algunos elementos personales del autor que seguramente influyen en experiencia y condimento para la historia que nos cuenta. Una ficción, porque quiero dejar claro que no es la biografía literal del autor. Es sobre Salva en la adolescencia, y cómo ingresó en el fantástico mundo de la música. Un “Coming of age” como se dice ahora.
De canciones y referencias
Con un estilo simple, plano, sin sombras y blanco y negro y aprovechando la simpleza, se recurre a una narrativa descomprimida que puede jactarse de hacer una página completa donde solo se ve la marea del mar golpeándole los pies al personaje, o escenas con diálogos muy “ida y vuelta” que no escatiman espacio en página ni planos medios o planos generales. Realmente se nota una influencia de Dash Shaw. También está el dejo de narrativa de animación, con planos muy pensados y espacio para desarrollar una acción pequeña.

La historieta se lee rápido, no cae en torpezas que hacen la lectura tediosa, ni mucho menos. Confieso que me lo leí de corrido en un viaje de colectivo, muy llevadera la lectura. Las referencias a las canciones aparecen entre episodios o en charlas. Incluso las portadas de discos. De todas formas, generosamente se citan todas al final del libro, pero es muy divertido coincidir con la edad de Salva, haber conocido Mar del Plata, al ídolo de Chipi Chipi, y al amor por la música.
Una última reflexión
El producto está mucho más orientado a la gente que conoce al autor o al fan de Charly García que no va a poder aguantarse las ganas de querer tenerlo o leerlo. No sé si tanto entre lectores de historieta nacional frecuentes. Primero porque la editorial no tiene catálogo de historietas en su haber, es básicamente desconocida para nosotros los lectores. Segundo, porque es una obra de un autor de historietas básicamente desconocido. Esta integración en círculos de comiquerías parece que costó un poco, porque he visto el libro y los mismos vendedores muchas veces me han respondido con un “No tengo idea”. Las complejidades de ser jugador nuevo con sello ajeno al mundillo, supongo. Capaz el fan de Charly salga un poco decepcionado porque evidentemente NO es un libro DE Charly, sino que Charly es un motivante para un protagonista ya definido.

Pero, ¡ey!, si no te interesa Charly García, de todas formas, es una historia perfectamente entendible y disfrutable. Si no conocés Animaciones Salvajes, es indistinto. Charly es el condimento, podría ser cualquier otro músico (incluso ficticio), y la trama funcionaría igual. Quiero dejar en claro que es una obra que se sostiene por sí sola, y eso habla muy bien de ella.
Eso sí, la nostalgia NO se negocia. Posters, muñequitos, remeras, canciones, paisajes. No sé qué tan partidario soy del factor nostalgia a la hora de narrar una historia, pero en caso de bancar, definitivamente en este tipo de historias está bien, porque la intención principal está ligada a esa identificación, ese gen argentino al que se apela y que representa a más de un amante del rock. A un nerd. Y a alguien que transitó su adolescencia hace más de 20 años.