Portada de Precinto 56 de Ray Collins y José Muñoz
Reseñamos Precinto 56 de Ray Collins y José Muñoz, la dupla de los primeros episodios.

“Precinto 56” de Ray Collins y José Muñoz

Reedición francesa de un material histórico de nuestro país, que vió la luz allá por 1962, en la legendaria revista Misterix, que pasaba a ser de Editorial Yago.

El director de arte de esta nueva etapa de la revista era nada menos que Hugo Pratt.

Él es quien le pide a Ray Collins (seudónimo de Eugenio Zappietro) que prepare un policial. Collins encuentra inspiración en la serie de TV “La Ciudad Desnuda”. Zappietro cuenta, en un reportaje a dúo con Muñoz realizado por Erwin Dejase para esta re-edición, que lo que buscaba transmitir era lo que él llama “la música” de esa serie. “El peso que arrastra tras de sí, la tristeza, la nostalgia, el hecho que la vida es así y que no hay nada que uno pueda hacer para cambiarla”. Muñoz, por su lado, cuenta que también estaba muy impresionado por esa serie, aunque ambos nunca hablaron sobre el tema.

La Novela Negra en todo su esplendor

El resultado: Historias oscuras, violentas, crueles. La novela negra en todo su esplendor. Guerra de mafias, millonarios caídos en desgracia, un niño rico que busca a su padre desaparecido hace años, jueces corruptos, mujeres que coquetean con el peligro, amores de juventud devenidos en rencor, boxeadores acabados, pandilleros…

El Zero Galván de Muñoz, muy diferente del que conoceríamos después por Lito Fernández

De Zero Galván, nuestro protagonista, no sabremos demasiado. El típico policía duro, inquebrantable, con un pasado turbio que le dejó algunos trucos sucios que lo ayudarán a sobrevivir. Zappietro lo compara con un kamikaze, que no respeta demasiado a la autoridad, y al que nada le importa. Sabe pegar, y también sabe bancarse las palizas. Muy distinto a la versión de los 70s que ilustrará Lito Fernández para la revista Skorpio (de la cuál, Mariano Sicart, realizó una reseña que pueden leer haciendo click aquí). La versión de Muñoz está basada en el actor Chuck Connors (protagonista de la serie El Hombre del Rifle), un rubio con ojos helados y cara de piedra. El de Lito es claramente de origen latino (llamándose Galván, tiene lógica), más delgado, menos imponente y presuntuoso, y con un costado melancólico que en esta primera etapa ni siquiera se asoma tímidamente. La acidez, la ironía, y la mala leche de Collins, siempre presentes.

Un Muñoz que promete

Muñoz, a sus 20 años, en muchos aspectos todavía está verde; tiene problemas con las perspectivas, algunas escenas de acción son confusas; pero en otros ya se destaca. Principalmente en la construcción del clima, con ese blanco y negro absolutamente contrastado, que será más adelante uno de sus sellos característicos.

El libro también incluye una historia de cowboys, Jim Sudden, primera colaboración entre ambos autores, donde se ve claramente la influencia de Pratt. Si bien ésta historia es de manufactura aún más tosca que Precinto, ya presenta un estilo muy personal y algunas viñetas son excelentes. No deja de ser interesante ver a Muñoz en un género tan distinto como es el western, donde utiliza el blanco del papel como recurso para representar la incandescencia y aridez del desierto (como lo hacían Pratt, Del Castillo, como haría también Lucho Olivera en Nippur) y también se puede ver un adelanto de lo que serían sus personajes secundarios que rozan lo grotesco.

Viñeta de Jim Sudden

A medida que Precinto 56 avanza, se va consolidando profesionalmente, y los guiones de Collins son cada vez más filosos. En otra de las subidas y bajadas, idas y venidas de nuestra economía, Misterix dejaría de existir.

Muñoz y Pratt

Muñoz cuenta que años más tarde, estando en Europa trabajando para la Fleetway, se sentía perdido y deprimido. En crisis con su profesión. Los comics eran poco interesantes, muy del montón, impersonales. Imitando, por pedido de la editorial, el estilo de Solano López. 

Por ese entonces, decidió reunirse con Hugo Pratt, a quien de alguna manera consideraba su mentor, y éste le recordó Precinto 56, donde era verdaderamente él mismo. ¡Ese era su camino!

No estaba para nada equivocado. Alack Sinner, su obra cumbre junto a Carlos Sampayo, puede verse como una evolución de Precinto 56.

¡Qué bueno sería ver esto publicado en Argentina!

Hay una lejana esperanza de que nos llegue, al menos indirectamente, en español.

Alguien me comentó que Salamandra Graphic, que ya publicaron Alack Sinner, El Bar de Joe, y Billie Holiday, tiene ya los derechos para publicarla.

Crucemos los dedos para que de ésta, o de otra manera, pueda llegar a nuestras manos.

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Reseñamos Precinto 56 de Ray Collins y José Muñoz, la dupla de los primeros episodios.

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