Recomendaciones: Rabdomantes Ediciones
Desde Legado de Orfeo, respirando el décimo aniversario de Rabdomantes Ediciones, la editorial capitaneada por César Libardi, queremos compartir nuestras lecturas favoritas del sello. Hay muchísimo por leer y descubrir. En esta ocasión nos limitamos a diez lecturas… y un bonus track al final. . He aquí las 10 lecturas recomendadas por el staff (en orden alfabético):
“(Bang)Kok” de Renzo Podestá
Por: Facundo Vazquez

Cuando leo que alguien se queja de que el desarrollo de una historieta determinada le parece “apresurado” siempre me pregunto si habrá leído (Bang)Kok.
En este librito, Renzo Podestá nos presenta una distopía completa, se las arregla para sumergirnos en ese universo ficcional con sus propias reglas sin caer en explicaciones excesivas y encima nos cuenta la historia de un montón de personajes inmersos en ese mundo de mierda. Todo en sesenta vertiginosas páginas.
La cosa va de una sociedad en la que el estado persigue, viola, tortura, mutila y mata a sus artistas. O, lo que es peor, los convierte en acólitos que le van a hacer lo mismo a otros “cero-productivos”. En ese contexto, algunos personajes empezarán a soñar con escritores muertos (Dostoievski, Kafka, Borges) que los incitan a la rebelión. Me dirán que el planteo tiene la simpleza maniquea de un adolescente anarko-punk. Sí, pero una de las virtudes de Renzo, tanto en su narrativa como en su estilo gráfico es saber oscilar magistralmente entre la simpleza y la complejidad.
La experiencia de lectura no es fácil ni pretende serla. Hay gore y páginas que son una patada en las bolas atrás de otra pero, además, requiere de un lector muy activo porque no todo estará narrado ni todo estará explícito. El manejo de la tensión dramática es uno de los puntos más fuertes de la obra pasando de un tono patético y desgarrador a una orgía demente de fuego y odio escupido directamente a la cara. Algo así como cuando a Luca se le ocurrió pegar Telephones con White Trash.
Y con eso tienen más que suficiente para ir a leer el libro si todavía no lo hicieron.
“78Km/h” de Mauro Mantella, Tomás Aira y Germán Nobile
Por: Facundo Vazquez

¿Leyeron La Nuit de Phulippe Druillet? Algo así pero con más aventuras y menos drogas duras.
Dos fallos catastróficos de políticos y científicos hacen que la temperatura terrestre durante el día se eleve a 500ºC y que el planeta desacelere muchísimo su velocidad de rotación. Cuando comienza la historia, lo que queda de la humanidad, ha sobrevivido durante cien años viajando constantemente a una velocidad de 78Km/h para huir de un amanecer que le resultaría mortal. Para mayor dramatismo, los vehículos (que lentamente fueron formando verdaderas ciudades rodantes) funcionan con energía solar por lo que hay que alejarse del sol pero no tanto ya que la aurora, de rosados dedos, es la que alimenta las células fotovoltaicas.
Las primeras doce páginas de este librito de ciencia ficción postapocalíptica se van en explicarle al lector cuáles son las reglas del universo ficcional pero, en cuanto se supera este requisito indispensable, la acción se desata tan rápidamente que pocas viñetas después ya tenemos un nudo en la garganta. Y el nudo no se va porque todo el tiempo sabemos que cualquier desperfecto, cualquier demora, cualquier contratiempo representaría el fin de la historia.
Más allá de lo ganchero de la premisa, Mauro Mantella se las arregla, como siempre, para hablarnos de los temas que le interesan como la religión, el poder, el liderazgo y esa capacidad increíble que tiene la humanidad para adaptarse a cualquier cosa con tal de sobrevivir.
Por el lado del dibujo, un Tomás Aira novato pero de excelente nivel nos ofrece dos estilos muy diferenciados para lo que cuenta con la indispensable ayuda de Germán Nóbile en grises/color.
Justamente, uno de los grandes méritos de la edición de Rabdomantes es el color ya que en la edición de Gárgola (2007) los grises daban una idea de penumbra, pero esos rojos de la edición actual refuerzan muchísimo la sensación de peligro inminente que es uno de los puntos fuertes del relato.
“Bizancio Integral” de Mauro Mantella y varios autores
Por: Nicolás Taramasco

Marcos Bizancio es un pastiche de John Constantine ¿Ok? Nadie lo niega y nadie se sorprende. Podría quedarse en la mera copia… si el autor no fuera Mauro Mantella.
Mi primer acercamiento con Mauro fue en Bastión Comix. No podía concebir que esas historietas cortas de horror pudieran existir y que, encima, las haya escrito un argentino. Historias de vampiros invertidos que duermen en camas solares, faraones que analizan la bizarra Historia de la humanidad, y una Buenos Aires futurista retratada como el resultado de años de basura mediática y el fantasma del fascismo de los 70 (¿Argentina 2024?). Pero el relato que más me rompió la cabeza fue Salirse del guion. La historia del asesino en serie Castelli era original y terrorífica, con la inclusión de mundos paralelos con influencias morrisonianas. Pero lo que más me gustó fue el protagonista, ese detective paranormal que, obviamente tenía vibras del mago de Newcastle, pero además tenía esa cosa criolla, bohemia, arrabalera, pesimista pero a la vez socarrona. Además puteaba, como una persona normal.
Luego vino Punta Baja, su propia novela gráfica, en dónde se profundiza esta cosa ominosa y sincrética que tiene Buenos Aires, a través de un iconografía de mitos porteños (los ciegos de Sábato, los paisajes del Eternauta, la estación fantasma del subte A). Y esta aura misteriosa seguía firme en un pueblito de la Provincia, Punta Baja, y hasta en Mar del Plata. Mantella tiene esta cosa de Clive Barker o Alan Moore: es un maestro en adaptar los mitos del horror al contexto urbano actual, en este caso atravesados por la escoria moral y social de nuestro país.
Bizancio Integral reúne los relatos del personaje, en dónde además encontraremos redes de Wi-Fi embrujadas, fantasmas verdaderamente siniestros y hasta team-ups con superhéroes argentos. Una gema que debe estar en la biblioteca de todo fan de Mantella, de la historieta en general, o por qué no, de John Constantine. En un mundo justo, Mauro estaría escribiendo Hellblazer.
“Ceferino Namuncurá y el Valle Perdido” de Roberto Barreiro y Javier Oliver
Por: Ricardo Correa Desteffani

En esta historieta llena de acción y espionaje, se presenta a Ceferino Namuncurá como una mezcla entre profesor de historia y héroe al mejor estilo Indiana Jones. En una realidad alternativa donde los pueblos originarios nunca perdieron en la Conquista del Desierto, Ceferino se tiene que ocupar de mantener a raya a los enemigos del pueblo Wallmapu, quienes todo el tiempo están intentando apoderarse de los grandes tesoros que se esconden en la Patagonia. Y es eso lo divertido en una historia llena de referencias, donde el mundo fue mucho más justo con los pueblos originarios, otorgándoles el lugar que se merecen y en el cual, el gran perdedor dentro de esta ucronía es nada menos que Julio Argentino Roca, quién está todo el tiempo urdiendo planes para vencer a los Wallmapu. Como tampoco puede faltar en este tipo de historias hay una femme fatale que juega todo el tiempo al límite con nuestro protagonista, al mejor estilo chica bond, pero para toda la familia.
Con los personajes principales presentados, la historia transita por todos lo que se les ocurra: dinosaurios, golems, espionaje y por qué no algo de tensión sexual entre los personajes. Lo que convierte a esta historieta en un gran homenaje a esas películas que tanto nos gustaron en nuestra infancia, tales como la ya citada Indiana Jones o Jurassic Park, pero tal vez más hija del género de espionaje como James Bond, utilizando a Roca como el villano de turno.
Roberto Barreiro sabe moverse muy bien entre estos géneros, haciendo que la historia nunca aburra y siempre vaya a más y para que todo sea verosímil es imprescindible el gran trabajo en el dibujo de Javier Oliver.
Sin duda una lectura obligada dentro de lo editado por Rabdomantes en estos 10 años.
“El hombre Primordial” de Mauro Mantella y Germán Erramouspe
Por: Maximiliano Britos

Es imposible no decir que El Hombre Primordial es de esas obras que entraron en un panteón de indispensables en una biblioteca de historieta argentina.
Siendo serializada originalmente en la revista de antología Bastión, estamos ante dos autores en sus inicios (Mauro Mantella al guion y Germán Erramouspe al dibujo), donde tiran toda la carne al asador.
La historia nos lleva de inmediato a nuestro protagonista: Max Redland, un joven con síndrome de Down y VIH. Casi como si gritara Kimota! y lo increíble sucediese… sí, en efecto, lo increíble sucede: Max descubre que posee habilidades que superan la del humano. Tiene poderes. Algo así como un Miracleman, para seguir el hilo referencial.
¿Es una historieta sobre superhéroes? No, pero es una historia del género heroico, deconstruída al estilo Alan Moore. Es imposible no notar toda inspiración de la obra del genio detrás de Watchmen: Desde el ritmo y las citas, hasta el final. Un embrollo religioso plagado de referencias, pistas y homenajes. El título y los nombres de personajes ya nos desvelan muchísimo. Reflexión, lectura interesante y compenetrante, poderes, escoria humana, la humanidad a flor de piel y hasta peleas épicas. Mauro es un autor que está muy vigente desde siempre y que ahora está rompiéndola con Bloodshot en el sello Valiant. No es de extrañar que su crecimiento sea recompensado, pero sostengo que el hecho de iniciarse con trabajos tan fuertes, hicieron que la vara siempre esté alta, llegando a estadíos que reflejan su pluma de forma perfecta en su obra más (a criterio personal) ambiciosa: Monarch. Pero todas las grandes ideas del autor fueron grabadas en piedra con El hombre Primordial y con Bizancio. De acá para adelante, es imposible no tenerlo como un referente de la historieta nacional contemporánea. Esta primigenia no va a dejarte indiferente, no solo por su gran calidad y guion, sino por lograr una marca enorme en un estilo de historieta que nunca ha funcionado del todo en nuestro país, que siempre que miró lo que se hace en el norte, fracasó o pasó desapercibida. Indiscutido el laburo de Germán Erramouspe, con otro trazo esta historia no hubiese funcionado como lo hizo (y hace). Una dupla creativa que no tenía nada que envidiarle a esas duplas anglosajonas del comic que todos tenemos. Y por eso también, es indispensable en esta lista.
“Fantaciencia”, de Mauro Mantella y Leandro Risso
Por: Maximiliano Britos

Originalmente publicada en el 2008 por Ovni Press, Rabdomantes nos sorprende a finales del 2021 poniendo en preventa esta gran obra de Mauro Mantella y Leandro Rizzo, esta vez, con todas las páginas a color (a cargo de Marcelo Blanco) y un montón de extras, anotaciones y referencias que fueron usadas.
El grupo de protagonistas, los Ficcionautas, podrían ser tranquilamente los Challenger of the Unknown o los Fantastic Four: Un grupo de 4, aventureros, en un universo lleno de imaginativa: Aliens, mundos, dimensiones, villanos, conceptos extravagantes, tecnología… Pero, ¿qué misiones cumplen? Las que dicta el Omnilibro desde Ideópolis, donde encontramos a Lady Principia Conceptia.
Ser ficcionauta es pasear por ficciones. Es evitar que Ahab mate a Moby Dick. Y también lidiar con Calculus Poisson, el mayor enemigo que tiene el grupo, quien le facilitará las cosas a un tal Agente X para que complique todo y sacuda este universo que ya está establecido y tiene sus reglas.
El paseo fantástico con el estilo más clásico nos remite siempre a esa época de aventuras clásica. Otra vez Mantella encontró un dibujante en Leandro Rizzo que no solo pueda capturar sus ideas, sino dotarlas con una increíble personalidad. Y si bien soy reacio al coloreado de obras originalmente publicadas en Blanco y Negro, El color de Marcelo suma tanto, que me es imposible volver a la fuente. Este universo retro y fantástico debía ser colorido.
La metaficción, las referencias y el universo fantástico son los motores principales en esta gran obra que puede ser explotado hasta el infinito y, sin embargo, tiene un final que cierra muy bien (pero bien al estilo Mantella). Imposible no recomendarla.
“Felicidad” de Damián Connelly y Pedro Mancini
Por: Anibal Berrey

¿Qué es la felicidad? Imposible responder a tal pregunta, y mucho menos en un par de renglones, pero Damián Connelly y Pedro Mancini al menos nos apuntan en la dirección correcta. Para empezar, cualquier obra que reúna a los dos autores es motivo suficiente para interesarse. En “Felicidad” nos encontramos tanto con elementos oscuros en el guion, nada extraño para el guionista de “Me Prometiste Oscuridad”, como también esos mundos surrealistas e imposibles del autor de “Alien Triste” y “Niño Oruga”, así que ningún fan se puede quedar afuera. Volviendo a la pregunta, nuestros protagonistas no la tienen fácil tampoco a la hora de ser felices.
Aún siendo tan distintos, algo une a Alan Rimbauer con el grupo de niños que deambula por el pueblo y la playa. En un caso será el pasado, en otro la relación que tienen con su padrastro, pero algo los lleva a escapar o esconderse en lugar de trabajar por un atisbo de felicidad. La tragedia y la tristeza son también parte de un proceso, que termina impulsando a los personajes a llegar más allá de lo que inicialmente imaginaban. A veces, dar lo que para uno es un poquito, para el otro es un montón.
La felicidad puede pensarse no tanto como un estado, sino como un camino, en el cual uno se mantiene tomando (y peleando) las decisiones correctas, y en ocasiones ese camino se transita mejor acompañado.
“Historieta Nacional” de Alejo Valdearena
Por: Pablo Rescate

No fue una sorpresa que la segunda novela de Alejo Valdearena fuera breve, teniendo en cuenta su talento como orfebre de cuentos y relatos. Transcurrieron casi veinte años desde aquél promisorio debut literario, allá por 2004, y las páginas publicadas tras el intervalo bien podrían ser la primera parte de una saga, un universo a expandir. Y es que acaso el título refiera más bien a sus personajes (aunque no los nombre) y que la Historieta Nacional no sea otra cosa que aquellas personas que la aman y cultivan, cada cual desde su circunstancia, aún en medio del derrumbe y hasta las últimas consecuencias. Porque los periplos comiqueros de los protagonistas confluyen nada menos que a fines de 2001, y a varias estaciones de Capital Federal. René, como una especie de Chauncey Gardiner perdido en un elenco de las primeras tiras de Pol Ka, no conoce otra vida más allá de su colección de comics y la comodidad de su sillón, hasta que la tía que lo (mal)crió muere y él debe salir al mundo, a sus casi cuarenta añitos. Por su parte, Nico terminó la secundaria y su única certeza es que quiere ver publicadas sus propias historietas, “aunque eso implicara vivir debajo de un puente y dibujarlas con carbón sobre cartones sucios”. El azar los juntará, entre protestas de municipales y la toma de una imprenta, al tiempo que el narrador irá hilvanando postales de época en las que aparecen los puestos del Parque Rivadavia, las primeras comiquerías y eventos asociados a la cultura pop, y una incipiente corriente fanzinera aún en vías de organización. Además de René y Nico, ambos dotados de profundidad y matices (aunque el primero tienda a ser más caricaturesco), parece haber más potencial detrás de algunos personajes secundarios, como Walter o las pibas del Komando Sakura. ¿Qué onda todos ellos?, ¿cómo les habrá ido? Quizás lo sepamos alguna vez. Por lo pronto, lo que importa en Historieta Nacional son los dilemas. Luego de consagrar su vida a leer las aventuras del máximo superhéroe, ¿estará René a la altura de uno cuando llegue el momento? Y en el caso de Nico, cuya vocación parece inapelable, ¿valdrá la pena persistir cuando todos los vientos soplan en contra? Con enormes dosis de humor, estamos ante una novela que hace reflexionar y opera como espejo para aquellos comiqueros que vivieron aquél ocaso (y es posible verse reflejado un poco en ambos protagonistas) como también ventana al pasado para quienes se siguen sumando a la Historieta Nacional desde este presente de libros y preventas, plataformas y scans, premios y podcasts.
“Mundus” de Mauro Mantella y Mauro Lirussi
Por: Daniel Otamendi (Invitado de Sector 2814)

Mi primer contacto con la obra de Mauro Mantella fue con El Hombre Primordial, y no puedo evitar reconocer que el aura británica ochentosa o Mooreana me fue patente, y tiñó mis expectativas de ahí en adelante con cada trabajo suyo que me fui encontrando. En el caso de Mundus, no fui defraudado al encontrarme con un relato que bien podría haber sido serializado en la 2000AD o publicado por Trident.
Sin spoilers, dado que las las premisas se revelan ni bien empieza a obra: todo arranca cuando Alejandro se despierta en unas aguas negras sin saber cómo llegó ahí, y ni bien se encuentra con otros moradores del lugar se entera que todos llegan ahí después de morir. Si ese lugar es el infierno, el purgatorio, el limbo, o algún otro lugar del más allá, es algo que vamos a averiguar siguiendo la historia. Un dato relevante es que en este lugar habitan criaturas de todas las especies que hayan vivido y muerto sobre la faz de la tierra, por lo que podemos esperar escaramuzas con todo tipo de fieras y guerreros.
¿El sentido de la aventura? Tal vez averiguar qué es este lugar, cuál es el sentido de cada muerte y, por qué no, de cada vida, y en una de esas encontrar la salida de este embrollo.
“Orgasmatron” de Julio Azamor y Guillermo Falciani
Por: Matias Espantoso

No es el tema de Motörhead, ni el cover de Sepultura.
Publicada originalmente en la mítica Catzole, Orgasmatron es un gran exponente de la historieta claroscura argenta de los 90, que tiene el estilo visual con el que Salvador Sanz se hizo ídolo, y en la que él también colaboró en la idea original. Julio Azamor, el dibujante, condensa a Giger, las pesadillas de Dalí y el trazo de Corben en tono “horror cósmico” en una trama intergaláctica a la Heavy Metal.
La historia guionada por Guillermo Falciani se desarrolla en el espacio. Sus protagonistas son Nadia, una ¿agente del orden? y su robot de apoyo, que buscan al Orgasmatrón, un ser con la capacidad de otorgar el placer extremo.
El brillo de la obra está en las escenas oníricas de dedos y extremidades saliendo de todos los orificios posibles, y la atmósfera perturbadora que da ganas de seguir leyendo para gozar con la próxima escena edgy. Otra cosa fascinante es el dibujo que va en un negro casi pleno dibujado encima con blanco, con algunos cuadros hiperrealistas hermosos. Otro gran punto son los diseños de las criaturas y los enfoques cinematográficos, con escenas y diseños que rememoran a clásicos como el Monstruo de la laguna negra, las propias películas de la saga Alien y hasta de la serie animada Robotech.
Parte de la obra original fue re dibujada, ya que Azamor no sé sentía a gusto con la original, y es ahí donde se notan diferencias que contrastan con el paso de las páginas, sobre todo en los retoques digitales. Por suerte las páginas originales están incluidas en tamaño pequeño y son también una delicia.
Un gran rescate por parte de Rabdomantes de esta obra perdida de la década del 90, que generó más de un orgasmo visual en nuevos lectores, y encima cuenta con un prólogo de Quique Alcatena.
BONUS TRACK
“Oficio al medio” de Matías Mir y Gonzalo Ruiz
Por: Anibal Berrey

No es historieta, pero trata sobre ella. Y merece estar.
Recuerdo, pequeño esfuerzo mediante, aquella charla que Andrés Accorsi tuvo con Matías Mir y Gonzalo Ruiz, en el sótano del viejo local de Sector 2814. Y si bien han pasado ya varios años en el medio (y varios medios también pasaron) los autores de éste libro siguen haciendo aquello por lo que fueron convocados a ese sotano sucuchesco: Hablar de historietas. En la portada se nos aclara que se trata de “ensayos sobre historieta” y la verdad es que se queda corto. Ésta materialización en físico del newsletter que ya lleva sus años, puede aprovecharse en más de una manera. Los análisis y artículos invitan como ejercicio a discutir las obras y ampliar la lectura que hayamos hecho, pero todo esto también implica una recomendación encubierta, con lo cual podés dejar el libro, leer la historieta, y volver a él.
Acá no van a encontrar reseñas insípidas o hechas para cumplir con un arreglo. Lo que hacen, y nadie se los exige, es pensar el medio, a los autores, y un poco las vicisitudes varias de la vida del comiquero. Van desde Tezuka a Nihei, desde Watchmen hasta los hermanos Hernandez, y desde Robin Wood hasta Damián Connelly. Y por lo visto, cada sábado en nuestras casillas de mail, no tienen intenciones de parar.